En el 2006 nos reunimos con Eduardo buscando la unidad de los liberales. Le aseguré que no ganaría, que dividiría el voto liberal y que Ortega ganaría. Fue imposible convencerlo. Eduardo tenía el sueño de ser presidente.
Lo visité recién su derrota electoral. Estaba cabizbajo y triste. Ya no era el mismo Eduardo firme y arrogante. Me preguntó si debía retirarse de la política y le dije: “Debes reunificarte con el PLC, es la única forma de vencer al FSLN”. Para las elecciones municipales del 2008 fuimos unidos y ganamos 100 alcaldías obligando al FSLN al fraude descarado. Sin embargo, no logré convencerlo de hacer un solo partido. Mi argumento fue: si se unen, el PLC va a defender tus votos, si no te va a tocar a vos y no tenés la organización para hacerlo. Le demostré que en Managua solo tenía asegurado el 60 por ciento de las estructuras de defensa del voto.
Un día Eduardo me llamó y me dijo: “Decile a Arnoldo que estoy dispuesto a cederle la candidatura a presidente”. “¿Qué querés a cambio?”, pregunté. “Ser el primer diputado nacional”, me contestó. Me fui adonde Alemán, quien aceptó y así empezamos una intensa negociación secreta. Cuando regresé adonde Montealegre y le dije que Alemán estaba de acuerdo, me dijo que además quería la mitad de los diputados. Me pareció razonable y me fui adonde Alemán, quien de entrada dijo que no. Después de varias reuniones, Arnoldo aceptó. Y esa fue la tónica de la negociación. Montealegre pedía algo, yo me iba a convencer a Alemán y luego nos reuníamos todos. Eduardo cada vez pedía más, pero siempre coincidimos en que unidos, ganábamos, divididos, perdíamos.
Logramos los siguientes acuerdos: 1) Eduardo sería el primer diputado nacional. 2) Eduardo tendría la mitad de los diputados. 3) Eduardo sería el presidente de la Asamblea Nacional (AN) durante cinco años. 4) Eduardo tendría la mitad de los nuevos 25 funcionarios públicos a elegirse en la AN. 5) Eduardo pondría el vicepresidente que acompañaría a Alemán. 6) Habría un solo partido (PLC). Eduardo pidió que la unidad se mostrara como una fusión y no como una absorción. 7) Eduardo sería el presidente del PLC. 8) Eduardo tendría la mitad del CEN, de la Junta Directiva Nacional y de todas las estructuras del PLC en todos los municipios. 9) Toda la gente de Eduardo ingresaría automáticamente al PLC. 10) Alemán aceptó a que la mitad del gobierno lo pusiera Eduardo y este dijo que mejor dejarle el gobierno al presidente.
Fijamos el 24 de mayo de 2010, Día de María Auxiliadora, para comunicarle al país y al mundo que los liberales se volvían a unir por Nicaragua en una ceremonia que presidiría monseñor Abelardo Mata. Eduardo pidió más plazo y días antes de la firma Montealegre en una cena, en la casa de la suegra de Alemán, informó que rompía las negociaciones por la unidad. Su argumento fue que él creía que Alemán no le ganaría a Ortega. Entonces Arnoldo le dijo: “¿Y creés que ahora sí vos le podés ganar?”, Eduardo dijo que sí. Entonces Alemán le dijo: “Pues vamos a unas primarias y que sea el soberano el que decida, organizalas vos y traé de testigos a quien vos querrás. Invitá a la Internacional Liberal y si vos me ganás me voy al Chile, o adonde vos querrás que te ayude, y el PLC estará a tus órdenes para vencer al FSLN. Si yo te gano, trabajemos juntos para vencer al FSLN”.
Montealegre se quedó callado. De allí salió a convencer a Fabio Gadea para que fuera su candidato y se alió con los sandinistas del MRS. Los arnoldistas afirman que Montealegre rechazó la unidad porque tiene un pacto con Ortega desde el 2006, cuando se adelantó a reconocer que Ortega ganó a cambio de quedar en segundo lugar. Y por eso fue que nunca se contaron el 8.5 por ciento de los votos de la montaña, que eran en su gran mayoría del PLC. Ya en el poder Ortega amenazó a Montealegre de que si se unía con el PLC lo echaba preso por los Cenis y por varias causas. Además, le quitaba varios millones de dólares de las utilidades de Bancentro.
Los eduardistas me explicaron que la razón por la que Montealegre no se unió al PLC es porque Eduardo es un hombre honrado, que nunca aceptó salarios bajo la mesa de Alemán y que su capital lo ha hecho con trabajo honrado. Y que unirse con Alemán era desprestigiar su buen nombre.
La realidad es que con el orteguismo la pobreza sigue creciendo, que somos, junto con Cuba y Haití, los más pobres de América. Los próximos años aclararán quién tuvo la razón, si era mejor unirse o seguir divididos.
El autor es empresario liberal.
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