Ahora que empieza la campaña electoral al menos oficialmente —pues todos comenzaron hace rato, y el compañero comandante pueblo capitalista presidente Daniel nunca ha dejado de estar en campaña— los nicaragüenses deberíamos poner atención a lo que los postulantes están ofreciendo para decidir en realidad por quién votar.
Yo sé que la dura realidad que vivimos hace difícil que realicemos este ejercicio. O sea, quién en realidad se va a poner a valorar las propuestas electorales de los partidos políticos cuando para comenzar tenemos un Consejo Supremo Electoral (CSE) de facto, que además no hace el menor esfuerzo por actuar al menos dentro de la legalidad.
Sin embargo, la verdad es que la historia no se acaba aquí. Si hoy estamos viviendo una etapa oscura en lo que se refiere al respeto a las instituciones que garantizan el funcionamiento de la República, la verdad es que al menos tenemos que “practicar” lo que es la verdadera democracia porque tarde o temprano vamos a vivir bajo ese sistema.
Parte de esa práctica incluye ir a votar el 6 de noviembre, tratar en la medida de las posibilidades de cada quien de aportar a la vigilancia de ese voto y exigir que las personas que están pidiendo ese voto hagan propuestas realistas, realizables y sobre todo coherentes.
Mucho hemos visto a los candidatos llamados “de la derecha” llegar a ofrecer el proverbial puente a poblados donde ni siquiera hay ríos. Y el candidato que según todas las encuestas va a la cabeza está peor porque ese, a pesar de tener años en campaña, no ofrece nada. Ni piensa ofrecer.
Ya lo dejó claro el pasado 19 de julio cuando dijo que su oferta para los votantes era “seguir haciendo lo que había venido haciendo hasta ahora”.
En realidad eso parece ser suficiente dada la intención de voto que tiene (sea 41 por ciento o 56 por ciento), pero esto también demuestra nuestro conformismo.
¿Qué ha hecho Ortega desde que está en el poder?
En lo que se refiere a Educación eliminó los aportes voluntarios, pero los colegios ahora tienen en su mayoría una infraestructura más deficiente. Ha puesto como meta meter a todos los niños a estudiar y que lleguen a sexto grado, lo cual es loable, el problema es que la meta es todo lo que importa. El sistema que aplican se preocupa más porque los chavalos avancen y menos porque aprendan.
En Salud dicen que las medicinas son gratuitas, eso sí, cuando hay. Pero cuando no hay no se puede ni protestar porque ya se le acusa a la persona de “oligarca”.
En el aspecto económico se le “agradece” que haya manejado una macroeconomía responsable, pero eso cualquier gobierno debe hacerlo y no es necesariamente un “logro” sino un deber.
Hasta el año pasado hubo en realidad un crecimiento en la economía, pero eso se debe más a los precios internacionales de nuestros productos que pasan por un momento favorable.
Y en cuanto a los llamados “programas sociales” de más está probado que han sido sectarios pero además, cuando se acabe el zinc, ¿qué va a pasar?
La verdad es que sea Ortega o cualquier otro, los nicaragüenses debemos crecer en nuestra cultura democrática y exigir que los planes de gobierno se enfoquen en el desarrollo y de eso hasta ahora nadie habla.
Ofrecen el cuerno de la abundancia pero no dicen de dónde lo van a sacar. Como votantes debemos exigir algo mejor.
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