La vida en la desembocadura del río San Juan está floreciendo nuevamente ahora que tiene mayor cantidad de agua.
Así lo confirmó la ministra del Ambiente, Juana Argeñal, al ser consultada sobre los resultados del dragado en el sureste de Nicaragua.
“Me dicen que ahora hay más manatíes (…) hasta se han visto delfines”, aseguró Argeñal, quien aprobó el proyecto de dragado y limpieza de la desembocadura del río.
Estas dos especies son naturales de la zona, pero su número se había reducido paulatina y drásticamente en los últimos 160 años, desde que Costa Rica utilizó su río Colorado para secar el caudal del San Juan, en territorio nicaragüense.
Nicaragua inició el dragado hace un año, con el objetivo de restablecer el entorno natural y el tráfico con embarcaciones pequeñas, ubicada dentro de la Reserva de Biosfera Río San Juan.
Este lugar forma parte de uno de los dos bosques más extensos de América Central, ambos en Nicaragua. Su límite está en la frontera con Costa Rica, ubicada del otro lado del río San Juan.
Por esta cercanía el Gobierno de Costa Rica protestó contra Nicaragua, aduciendo daños ambientales. No obstante, lo que predomina en el lado costarricense son monocultivos.
Aún así, Costa Rica decidió demandar a Nicaragua ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por Harbour Head, un espacio de 2.5 hectáreas que están del lado norte del río, pero despierta el interés del Gobierno costarricense.
Argeñal habló de la recuperación de las especies de flora y fauna tras haber dado una conferencia magistral, en la Universidad de Ciencias Comerciales, sobre la importancia de los recursos naturales en el sector empresarial.
El Gobierno de Nicaragua pretende alcanzar su objetivo de tráfico acuático antes de que termine este año, aunque no como en el siglo XIX, cuando se pensó hacer aquí el canal interoceánico que hoy está ubicado en Panamá.
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