Los Ángeles/EE. UU./EFE
A la actriz mexicana le preguntaron sobre qué parte de su cuerpo había notado más el paso de los años y la intérprete de Frida (2002) y Grown Ups (2010) indicó que sus pechos.
“Ella comenzó a cuidar de mi piel cuando tenía 12 o 13. Nunca me lavaba la cara con jabón. Una vez me afeitó la cabeza y puso un huevo sobre ella y todas esas cosas. Pero tengo que darle todos los honores”.
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Hayek, casada desde 2009 con el multimillonario francés Franois-Henri Pinault y madre de una niña, consideró que las mujeres que han cumplido 40 años “deberían estar más a gusto con su sexualidad”.
“Tienes más confianza en ti misma sobre ese aspecto. Así debería ser”, afirmó al tiempo que admitió ver con buenos ojos que las personas quieran luchar contra el envejecimiento, pero sin caer en la obsesión por los tratamientos para parecer más joven que otorgan un aspecto “sin arrugas” pero que “no es hermoso”.
“Yo nunca me he hecho nada en la cara: nunca he pasado por dermoabrasión o peeling, o por inyecciones de ningún tipo, nada”, dice.
Al echar la vista atrás, Hayek admitió que tuvo reparos a la hora de realizar escenas sexuales en la pantalla hasta el punto de que el rodaje de una secuencia íntima con Antonio Banderas en el filme Desperado (1995), que la dio a conocer en EE. UU., se demoró hasta siete horas.
“Fue muy difícil”, dijo la actriz quien añadió que no era “una exhibicionista” y que terminó por ser reconocida como una de las mujeres más atractivas de Hollywood, algo que contrasta con los insultos que escuchó de niña en México por su aspecto.
“Se burlaban de mí porque era muy bajita o tenía la piel muy oscura”, confesó la estrella de la pantalla, que ahora vela porque su hija Valentina tenga acceso a una vida privilegiada.
“Creo que es importante que los niños tengan responsabilidades y entiendan el valor de las cosas, pero pienso que es genial que mi hija viaje por el mundo”, comentó Hayek.
