En menos de 102 minutos 19 hombres mataron a casi 3,000 personas. Ocurrió exactamente hace 10 años, el martes 11 de septiembre del año 2001, en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, el país más seguro del mundo, hasta ese momento.
El cielo se veía despejado en la mañana de ese fatídico día. Como de costumbre, unas 16 mil personas habían llegado con diferentes finalidades a las torres gemelas, dos altísimos edificios de 110 pisos que eran el centro de operaciones del World Trade Center. Eran el orgullo de Manhattan.
Poco después de las 8:00 de la mañana, Brian Sweeney, pasajero de un avión Boeing 767, el vuelo 11 de ese día de American Airlines, llamó a su esposa. “Jules, estoy en un avión que acaba de ser secuestrado. La situación parece grave, así que por si acaso, cualquier cosa, solo quiero que sepas que te amo con todo mi corazón”.
A las 8:46 de la mañana, hora de Nueva York (6:46 a. m. de Nicaragua), el avión en el que viajaba Sweeney impactó en la torre norte. Aunque las autoridades estadounidenses minutos antes habían sido informadas del secuestro de al menos dos aviones, la certeza de que el hecho se trataba de un ataque terrorista se dio hasta las 9:02 de la mañana, cuando otro avión impactó en la torre sur.
“Parecía una película”
Los nicaragüenses se levantaron esa mañana con la noticia de que el empresario cubano Ricardo Mas Canosa llegaba al país para cobrarle al presidente Arnoldo Alemán la cantidad de 2.5 millones de dólares, dinero que supuestamente su hermano fallecido Jorge Más Canosa le había entregado al mandatario cuando estaba en campaña electoral.
Los canales de televisión interrumpieron sus programaciones para informar de última hora sobre un posible accidente en el que una avioneta se había estrellado contra una de las torres gemelas.
Las cámaras enfocaban el fuego que devoraba la parte alta de la torre norte cuando se vio un segundo avión que impactó en la torre sur. “Parecía mentira, parecía película, cosa difícil de creer”, recuerda el expresidente Enrique Bolaños, quien en ese momento era candidato presidencial y enfrentaba al candidato del Frente Sandinista, Daniel Ortega.
De las primeras imágenes de las torres ardiendo, las que más impactaron a los nicaragüenses son en las que se aprecia a personas saltando al vacío para evitar morir quemadas, ya que quedaron atrapadas en los pisos superiores a donde impactaron los aviones.
Otros momentos aterradores fueron los derrumbes de las dos torres, que cayeron de manera increíble como si eran dos columnas de harina. La torre sur cayó primero, a pesar de que fue impactada después que la norte.
Ese 11 de septiembre del 2001 el vuelo 77 de American Airlines chocó contra el edificio más protegido del mundo, causando daños significativos a la infraestructura y la muerte a las 125 personas. Algunas teorías especulan que el objeto estrellado contra el Pentágono no era un avión, sino un misil.
Un cuarto avión, el vuelo 93 de la United Airlines, se estrelló en un campo de Shanksville, Pennsylvania. El informe de la comisión sobre el 11-S establece que la causa de que se precipitara fue una acción de los pasajeros, quienes intentaron tomar el control de la nave y frustraron el objetivo de los secuestradores.
[/doap_box]
El diputado Agustín Jarquín Anaya recuerda que lo primero que hizo fue ponerse a orar por todas las personas. “Se miraban personas lanzándose, en su desesperación, a la muerte”, señala.
Sandra Bowie, una nicaragüense que se encontraba en las torres gemelas el día del atentado, relató que luego que el segundo avión se estrelló contra la torre sur, los millares de personas que allí se encontraban no hallaban qué hacer, estaban desorientadas y aterrorizadas, gritaban, lloraban, de pronto sintieron un gran calor y una densa nube que cubrió al edificio.
Corriendo por las anchas gradas de la torre, Bowie logró llegar al primer piso y salió buscando hacia dónde correr, pero abajo no se miraba, porque la nube de humo y cenizas dominaba el lugar. En su huida, Bowie se encontraba con cuerpos por todas partes, personas destrozadas.
Corrió sin saber a dónde ir, hasta que logró salir a lo claro. Como el transporte estaba suspendido, caminó por el puente de Brooklin, y cuatro horas después logró llegar a su casa y desde ahí llamar a su familia en Nicaragua.
El aeropuerto de Managua canceló todos los vuelos ese día, debido al cierre de los aeropuertos de Estados Unidos. La suspensión demoró varios días.
Ese día Ortega se encontraba en México. Iba en una gira a Europa, pero hizo escala en México para conversar con el presidente Vicente Fox. Los atentados terroristas frustraron su cita, pero Fox lo recibió pocas horas después.
Ese mismo día Ortega se comunicó con su candidato a vice, Agustín Jarquín Anaya, y acordaron emitir un comunicado condenando los ataques terroristas. Sabían que los sucesos podían afectar el resultado de las votaciones de ese año, a como sucedió finalmente.
“Como el eje de campaña de los liberales era que regresaba la guerra, toda la situación de angustia, del conflicto militar, por supuesto eso (ataque) podía tener acá una repercusión, y yo creo que influyó, lo comentamos (con Ortega)”, recuerda Jarquín Anaya.
El supuesto beneficiado, Enrique Bolaños, no está tan seguro de que el 11-S haya sido la clave para derrotar a Ortega. “Es posible que haya influido, es posible, eso solo Dios lo sabe”, dice.
“Una respuesta equivocada”
Diez años después del trágico 11-S Estados Unidos recuerda a sus víctimas. En Nicaragua también se producen actividades conmemorativas.
Edgard Escobar era un estudiante en Nueva York cuando se produjeron los atentados terroristas, en Buffalo, una ciudad en el extremo contrario a Manhattan, pero aún a pesar de la distancia se podía sentir la tristeza por lo ocurrido. Este viernes fue invitado por la embajada de Estados Unidos en Nicaragua para rendir homenaje a las víctimas y a los héroes de Nueva York.
“Como a las 11:00 de la mañana (del 11 de septiembre del 2001) se suspendió todo, pasamos viendo la noticia. Era triste que las diferentes culturas se estuvieran enfrentando. Ahí murieron personas que no tenían que ver con el conflicto”, recuerda Escobar, quien también rememora que una parte de los neoyorquinos sentían odio, resentimiento y deseos de contragolpear, mientras que otros solo sentían tristeza.
Para el sociólogo Óscar René Vargas, los atentados terroristas contra las torres gemelas son tan condenables como los ataques de Estados Unidos a países como Irak, Afganistán y ahora Pakistán, pero que a los norteamericanos los golpeó más aún por ser la primera vez que sufrían una maniobra militar dentro de su territorio. “Fue un shock (para ellos)”, mencionó Vargas.
La reacción de los norteamericanos fue equivocada, considera el analista. “El sentimiento de vulnerabilidad permitió al presidente (George) Bush y a sectores más radicales (de su gabinete) a establecer una especie de gobierno que quiere controlar todo, se desató un control de todo, no solo contra los árabes, sino contra todo mundo. Eso creó limitación dentro de los derechos civiles de los Estados Unidos y ha sido un elemento importante en la política exterior”, expresó Vargas.
“Nuestros terroristas son los narcos”
Las consecuencias del ataque a las torres gemelas afectó más a los nicaragüenses que viajan a los Estados Unidos, porque a partir de entonces tienen que soportar los estrictos controles de vigilancia que impuso Estados Unidos.
Sobre el tema de las elecciones de ese año, Óscar René Vargas considera que el 11-S no tuvo un gran impacto, aunque se le ha querido comparar con la intervención de los Estados Unidos en Panamá en 1989, suceso que sí influyó en las elecciones de 1990 en Nicaragua. “Para los nicaragüenses era un mensaje (la invasión a Panamá)”, dijo Vargas.
Para Vargas, el tema del terrorismo es importante para Estados Unidos, pero a Nicaragua y Centroamérica el tema que le preocupa es otro, el narcotráfico. “El narcotráfico (para Nicaragua) es más grave que el terrorismo”, finalizó el analista.
Versión oficial cuestionada
Inmediatamente después del derrumbe de las torres gemelas se generaron teorías que cuestionaban la tesis oficial de la “implosión”, con la que el gobierno de Bush explicó que el desplome se debió a que el calor del fuego provocó una temperatura tan alta, más de 800 grados centígrados, que derritió el acero de las columnas principales de las torres.
También fue cuestionado el hecho de que 19 secuestradores hayan evadido los controles de seguridad tan altos de los aeropuertos del país, y que también hayan maniobrado los aviones con una destreza increíble, después de doblegar a exmilitares que formaban parte de la tripulación de los aviones que fueron utilizados como misiles.
