Luis E. Martínez
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Hombres y mujeres avanzan entre surcos. Recolectan los primeros granos maduros de café en Buena Esperanza, una hacienda cafetalera situada a más de 1,100 metros sobre el nivel del mar, en la comarca Yasica Sur, en San Ramón.
Es la llamada etapa de “graniteo” del ciclo cafetero 2011-2012, solo en Buena Esperanza, la cosecha supera ya las siete mil latas cortadas, explica David Pon, administrador de la finca.
Rigoberto López González, originario de La Laguna, en San Ramón, es uno de los 85 cortadores contratados en Buena Esperanza, cuyos dueños armonizan el proceso productivo del café con planes de gestión y manejo del ambiente.
“Este año se ha adelantado un poquito la cosecha”, comenta López sin interrumpir sus labores, agregando que “hay buenos rendimientos y seguro que vamos a cortar bastante”.
Los pronósticos de cosecha para este ciclo apuntan de nuevo a los dos millones de quintales en todo el país, de los cuales, casi el 40 por ciento lo aportan unas 2,000 fincas cafetaleras en el departamento de Matagalpa.
Para las próximas semanas, solo en Buena Esperanza requerirán de 170 cortadores, dice Pon, cifra que incrementará en la fase de máxima recolección del grano, llamada “época pico”.
Si bien el clima ha favorecido los rendimientos productivos, Isaac Castillo, asesor de Buena Esperanza, enfatiza que también inciden las buenas prácticas para cultivar que incluyen toda la protección del medioambiente y el bienestar de los trabajadores y la comunidad.
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