Jeniffer Castillo Bermúdez
Seydi Ortiz estudia segundo año de secundaria. Ella vive en el Memorial Sandino, al suroeste de Managua, y ahora debe viajar hasta el Instituto Nicaragüense de Deportes (IND) para continuar sus estudios.
Ahí fueron trasladados los casi 2,000 estudiantes del colegio Rigoberto López Pérez, que por ahora está en construcción.
Desde hace dos semanas Ortiz debe despertar más temprano para asistir a las 7:00 a.m. a sus clases. No obstante, hay cerca de 200 alumnos que desertaron de la escuela porque “ahora les queda más largo”.
Un docente que pidió el anonimato por temor a perder su trabajo manifestó que el 10 por ciento de los estudiantes abandonó la escuela tras la reubicación.
“Los padres no querían que sus hijos viajaran más largo por el tema de la seguridad”, dijo el docente de Matemáticas.
En el IND se improvisaron unas 15 aulas de clases y las autoridades de este centro escolar decidieron unificar los grupos por cada grado para que todos alcanzaran.
Desde hace dos semanas los directivos de Coniasa —la empresa constructora adscrita al Ejército de Nicaragua— comenzaron la reconstrucción total de este centro escolar, situado en Managua.
La obra costará 41 millones de córdobas, provenientes de la cooperación española.
La rehabilitación del colegio Rigoberto López Pérez fue anunciada en 2010, pero se paralizó debido al recorte presupuestario de 56 millones de córdobas que sufrió el Ministerio de Educación ese año.
Asimismo, se contemplaba la rehabilitación de los institutos Josefa Toledo de Aguerri y Eliseo Picado, de Juigalpa y Matagalpa, respectivamente. Los tres colegios estarán listos en agosto del 2012.
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