Anne Pérez Rivera
Cuando los buses mexicanos pasen a ser propiedad legal de los transportistas beneficiados, estos ya habrán recorrido unos 518,400 kilómetros y habrán dejado atrás los cinco años de vida útil promedio que tienen las unidades vehiculares.
Según los cálculos del Instituto Regulador del Transporte Municipal de Managua (Irtramma), un bus del transporte colectivo recorre unos 160 kilómetros al día en la capital.
84,240 dólares es lo que el transportista pagará durante nueve años, si se toma en cuenta el pago del seguro y mantenimiento del bus Dina, que al final implica una cuota mensual de 780 dólares.
32,000 dólares es el precio de venta que puso el Gobierno a los buses Dina, según el BCIE.
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Con ese movimiento, la unidad que se le venda finalmente al busero, después de los ocho años de “arrendamiento financiero”, ya estará bastante desgastada.
En días anteriores, dirigentes del sector transporte se quejaron del “contrato leonino” que el Gobierno impuso para la adquisición de los buses mexicanos.
JUEGO DE PALABRAS
El representante de Nicaragua ante el BCIE, Silvio Conrado, declaró de manera exclusiva a El Nuevo Diario, que el Gobierno impuso el sistema de “arriendo financiero” para la entrega de unos 350 buses mexicanos.
Según confirmaron, la unidad no está a nombre de ellos, sino que se impuso un sistema financiero que implicaba el pago de un alquiler y mantenimiento de los buses durante ocho años y al año siguiente, en el noveno año del contrato, el busero cancelará el monto restante de lo que cuesta el bus para que pase a ser de su propiedad.
Según la explicación del funcionario, el arriendo “es una venta al crédito, al final del plazo (nueve años), por un valor nominal que se estipule pasa a ser propiedad del transportista”.
Es decir que hasta que el transportista haya cumplido con las cuotas durante nueve años, el bus será de su propiedad.
“Todo esto es pura política. La única diferencia entre el arrendamiento o alquiler normal y el arrendamiento financiero es que al final del periodo pactado, el arrendatario ofrece la posibilidad de comprar el bien en uso, por un valor residual de lo que ha pagado. Es un alquiler con opción a compra, aunque algunos prefieran llamarle venta al crédito”, dijo el reconocido economista Adolfo Acevedo.
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