HERALDO NEGRO
Mucho susto debe causar a cualquier alcalde sandinista la repentina aparición de Nelson Artola por sus oficinas. Artola devenga un salario como presidente del Fondo de Inversión Social de Emergencia (FISE), pero es conocido que sus principales actividades son andar conquistando alcaldes y concejales liberales para que se pasen al Frente Sandinista y, ahora, anunciando la muerte política de aquellos alcaldes que su partido considera indeseables. La ejecución es limpia: llega con su sombría figura, se reúne en privado y luego aparece el lloricoso alcalde presentando su renuncia al cargo, pero no “a los ideales de la revolución ni a la memoria de los héroes y mártires”. “Serán tal vez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte”, decía el poeta Vallejo.
GARROTERO
Manuel Calderón es un personaje que llegó literalmente garrote en mano a la Alcaldía de León. Ni siquiera se preocupó por ser popular o eficiente, porque los votos para poco le servían una vez que el partido lo designó para ocupar el puesto de alcalde. Al costo que fuera. Y todavía se le puede ver en las fotografías de LA PRENSA, iracundo, cargando a garrotazos a una marcha opositora, porque desde su particular punto de vista no hay derecho a pensar diferente. Era parte de la máquina trituradora manejada desde El Carmen y que opera por encima de la Ley y el derecho de las otras personas. Ahora esa misma máquina lo alcanzó. Y llora. “Y el hombre… ¡Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como un charco de culpa, en la mirada”, sigue diciendo el poeta Vallejo.
ENCUESTAS
Si le damos credibilidad a las encuestas, a la mayoría de los nicaragüenses no nos importa que las instituciones no funcionen, que se reprima el derecho a protesta, que los gobernantes se enriquezcan vertiginosamente ni que las elecciones se hayan convertido en un ejercicio inútil donde ya no se cuentan los votos sino que se encargan a la medida. Qué importa la libertad mientras se repartan cosas y el país esté, si no creciendo, al menos sostenidito. Uno quisiera creer que las encuestas mienten, que los encuestadores son parte interesada, porque de ser ciertas serían el certificado de algo muy triste en lo que nos hemos convertido.
“ME PEGA PORQUE ME QUIERE”
Esta es la historia del marido abusador, que llega borracho, golpea a los hijos y a su mujer, pero un día se saca la lotería o consigue un préstamo. Y sigue llegando borracho y abusando de todos, pero ahora es generoso gastando en regalos algo del dinero que tiene en sus manos. La mayor parte sí es para sus borracheras. “Me pega porque me quiere”, dirá la mujer con el par de zapatos nuevos en la mano. Regalar fue el método más expedito que encontró para comprar algo del cariño perdido. Hasta que se acabe la plata, vengan los cobros y vuelva a ser el mismo borracho, abusador y palmado que era.
“ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO”
Esta frase la usó de eslogan Bill Clinton en su campaña presidencial de 1992 y parece ser también la explicación a los tantos sinsentidos que vivimos hoy en Nicaragua. Mientras haya dinero venezolano que repartir y haya buenos precios de los productos que exportamos, Ortega será para muchos un buen gobernante, independientemente de los abusos que cometa. Sin embargo, el problema es que todo puede cambiar de un momento a otro. El dinero venezolano algún día dejará de llegar. Puede pasar cualquier cosa, desde que Chávez se muera o pierda el poder hasta que los precios de los productos caigan en picada, como ha sucedido con tanta frecuencia. ¿Qué va a pasar cuando Ortega ya no tenga más que repartir y se empiecen a formar las filas de personas buscando los productos escasos o regulados? “Es la economía, estúpido”.
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