Internista
Una amable lectora tiene una inquietud: “Durante mi cuarto embarazo se me subió el azúcar de la sangre y después de parir se normalizó. Nunca he tenido problemas con mis partos y mis chavalos nacen pesando más de ocho libras. ¿Podré tener problemas?”
Usted presentó un caso de diabetes mellitus gestacional (DMG) que es la incapacidad de su organismo para “quemar” o utilizar azúcar de la sangre y que se inicia o se reconoce durante el embarazo y puede desaparecer después del parto, exceptuando un 10 por ciento de mujeres que se convertirán en diabéticas. La DMG afecta un 5 por ciento de embarazadas.
En los años ochenta muchos médicos aconsejaban a las mujeres diabéticas no embarazarse, lo cual ha cambiado con los avances de la ciencia médica. Se han identificado varios factores de riesgo que llevan a estas mujeres a convertirse en azucaradas: obesidad, historia familiar de diabetes, embarazadas multíparas o mayores de 25 años, historia previa de haber tenido azúcar de la sangre y parir bebés grandes con peso mayor de 4 kilogramos (8.8 libras).
Lo importante es evitarle a estas gestantes complicaciones que pongan en peligro el binomio madre-hijo para lo cual se adoptan tres acciones:
1- Atención personalizada y seguimiento de la madre, la cual se considerará caso ARO: alto riesgo obstétrico. El control metabólico materno es crucial.
2- Cuidados estrechos del producto materno que siempre deberá ser visto como “bebé supervalioso”.
3- Especial esmero en la atención del parto o la cesárea.
Lo más recomendable es que reciba atención y seguimiento de un médico internista.
¡Larga vida y prosperidad! [email protected]
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