Virtual Life/VIDA
Algunos creen que es simplemente una moda o un gancho publicitario que utilizan algunas marcas para parecer más tecnologizadas de lo que realmente son, pero la realidad es que los códigos QR son una evolución necesaria en el mundo de los códigos de barra y llegaron para quedarse.
Cada día serán más comunes en nuestras vidas y mientras antes empecemos a acostumbrarnos a eso, antes podremos aprovechar sus beneficios.
Los clásicos y tradicionales códigos de barras que vemos en prácticamente todos los productos que compramos fueron inventados en Estados Unidos en 1952, pero no fue hasta mediados de la década de los ochenta que se fueron popularizando.
Los QR por las siglas en inglés de “Quick Response” o “Respuesta Rápida” fueron diseñado especialmente para que funcione de manera expedita. Pero de nada sirve algo rápido si tienes que intentar pasarlo múltiples veces por un lector, por lo que también cuenta con un sistema de corrección de errores.
Eso significa que si alguna parte del código está manchado, dañado o doblado, el lector debiera ser capaz de interpretarlo de igual manera.
¡Pero eso no es todo! Adicionalmente, al ser bidimensional (es decir, tiene un patrón de arriba a abajo así como de izquierda a derecha), se multiplica la cantidad de información que puede contener: 7,000 dígitos, 4,000 letras (casi todo el contenido de esta columna) o una imagen o archivo de hasta 3KB.
Finalmente, gracias a todas esas mejoras, el código QR ni siquiera requiere de un lector especial: una simple cámara de un celular es capaz de interpretar el código, incluso si la foto sale algo borrosa, y ahí es donde se hacen interesantes para nosotros los simples mortales —y no solo para los supermercados.
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