La Habana/AFP
La presidente de Brasil, Dilma Rousseff, visitó ayer al retirado líder cubano Fidel Castro y conversó con su hermano y actual presidente Raúl Castro, con quien profundizó los lazos bilaterales con nueve acuerdos de cooperación, soslayando el tema de los derechos humanos.
Rousseff rechazó hacer críticas a Cuba en esa materia y dijo que prefería abordar ese controvertido tema desde una “perspectiva multilateral”. “Quien tira la primera piedra, tiene tejado de vidrio. Nosotros en Brasil tenemos los nuestros”, declaró.
En todo caso, “vamos a comenzar a hablar de derechos humanos en Brasil, vamos a hablar de derechos humanos en Estados Unidos, con respecto a (…) Guantánamo, vamos a comenzar a hablar de derechos humanos en todos los lugares”, expresó a los periodistas.
Esta es la primera visita de un mandatario extranjero luego de la muerte del opositor preso cubano Wilman Villar, de 31 años, en una huelga de hambre el 19 de enero, que desató críticas a La Habana desde el exterior y muestras de dolor e ira entre la disidencia interna.
El académico cubano Arturo López Levy, de la Universidad de Denver (Colorado), explicó que “una condena brasileña altisonante sobre asuntos internos cubanos puede crear una crisis en la relación bilateral y marcar puntos retóricos en la prensa norteamericana, pero no harían diferencia positiva alguna en la coyuntura política de la isla”.
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