Indianápolis / AP
De todos los equipos de la NFL, los Jets podrían tener siempre un lugar especial en el corazón de los Giants de Nueva York y de los Patriots de Nueva Inglaterra.
Vencer a los pupilos del refunfuñón Rex Ryan significó un momento decisivo en una temporada que había sido de altibajos hasta entonces para los dos equipos que el domingo disputarán el Súper Bowl.
Desde que la escuadra de Bill Belichick aplastó a los Jets en el Nuevo Meadowlands a mediados de noviembre, los Patriots no han perdido. Y desde la victoria sobre sus rivales locales la víspera de Navidad, los Giants también están invictos.
Aunque ninguno de los equipos considera esas victorias particularmente coyunturales, es claro que fueron el referente de cuándo las cosas comenzaron a salir mucho mejor.
“No creo que puedas señalar una sola cosa”, dijo el cornerback de los Giants Corey Webster, “pero sé que cuando desarrollas una buena química, cuando no tienes a nadie culpando a otros, no importa lo que pasó la semana anterior. Llegamos a ese punto, seguimos luchando y luchando para ganar en el terreno de juego y aquí estamos hoy”.
Por “aquí”, se refiere al Lucas Oil Stadium, un lugar que los Giants (12-7) no podían visualizar debido a todas las derrotas que experimentaron luego de arrancar la temporada 6-2.
Cayeron cuatro veces al hilo, tres ante equipos que posteriormente serían ganadores divisionales, y estaban 7-7 antes de ese partido como “visitantes” contra los Jets.
Para entonces, los Giants sabían que cada semana traería un partido de eliminación. Ganaron todos para llegar a su segundo Súper Bowl en cuatro años. Los Giants doblegaron a los Jets con una recia defensa.
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