Freddy Potoy Rosales
Las expresiones de rebelión en varios municipios del país contra la práctica antidemocrática dentro del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) —orientada por el presidente de la República, Daniel Ortega y la primera dama Rosario Murillo—, según lo que llega a decir el presidente ejecutivo del Fondo de Inversión Social de Emergencia (FISE), Nelson Artola, al imponer a sus candidatos a alcaldes y vicealcaldes, ha creado una progresiva indignación entre la base de ese partido.
Y no es para menos, pues según quienes están en contra del “dedazo” de la pareja presidencial, varios de los candidatos impuestos no son los idóneos por distintas razones, entre las cuales figura el hecho de que el partido gobernante cometió fraude en las elecciones municipales del 2008 al alterar de forma descarada los resultados desfavorables a sus candidatos. Esa noche en varios municipios del país el FSLN había perdido las elecciones, pero a la mañana siguiente, en esos mismos municipios amanecieron como ganadores.
El hecho de que la pareja presidencial mande al mensajero de la discordia, Nelson Artola, a anunciar “la mala nueva” sobre las fórmulas municipales de su preferencia, no es más que el reflejo de querer homogeneizar los resultados electorales de noviembre de 2012 con el 62 por ciento del fraude de noviembre de 2011 con el que el Consejo Supremo Electoral (CSE) dio como ganador al presidente inconstitucional Daniel Ortega.
Claro, en elecciones limpias y democráticas, los candidatos de las alcaldías robadas por el FSLN en 2008 que se pretenden instaurar de forma ilegal también perderían de calle y el partido gobernante no podría explicar semejante desastre ante la sociedad nicaragüense y la comunidad internacional de que Ortega supuestamente “ganó” con 62 por ciento y en los municipios pierde abrumadoramente. Obviamente que lo lógico será mantener similitud en los resultados fraudulentos.
Pero seguro este será el escenario y entonces veremos que unos pueblos abiertamente no sandinistas resultarán más sandinistas que los militantes de ese partido, de acuerdo a un posible fraude.
En Niquinohomo (cuna de Augusto C. Sandino), San Rafael del Norte (donde nació Blanca Arauz, esposa de Sandino), La Concordia, Nandaime, Ocotal, Jalapa, Altagracia, Moyogalpa, Masatepe, Masaya, Chinandega, Corinto, El Realejo y Posoltega, hasta el momento, las bases sandinistas se oponen al “dedazo” y además de alegar que los candidatos de las alcaldías robadas no deben repetir, también señalan a otros de no ser representativos, sino que inoperantes, soberbios con la población y “candidatos perdedores”.
En este sentido, Eugenio Zavala, combatiente histórico del FSLN, fue más categórico al afirmar en la edición de LA PRENSA del lunes pasado que con esos candidatos perderán las elecciones, “porque fueron de dedo, y aquí lo que se necesita es (elecciones) primarias; así nada sirve. ¿Por qué Artola no siguió al comandante (Ortega) en los noventa cuando perdimos las elecciones? Pero como ahora el hueso tiene carne, todos están pegados ahí (al Gobierno); lamentablemente si aquí perdemos, se las volverán a robar (las elecciones) como la vez pasada”.
En Masatepe, las bases sandinistas afirman que hay 22 precandidatos a alcalde que han realizado trabajo partidario casa a casa para que sea la población quien elija al más idóneo para ocupar la silla edilicia, pero eso no le importa a la pareja presidencial.
Un tercer fraude del FSLN en el 2012 sería, entre otras cosas, para evitar cumplir con la ley en varios aspectos: realizar correctas auditorías, rendir cuentas claras y castigar a los corruptos, así como presentar declaraciones de probidad de los candidatos. Pero naturalmente, el partido gobernante solo quiere más atropello a la institucionalidad, legalidad y la democracia del país.
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