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“No me siento como un cerebrito, pero no me molesto cuando me llaman así. La inteligencia no es algo que se hereda, es algo que se consigue con esfuerzo, dedicación y mucha disciplina. No es magia, es trabajo”. Tomás Antonio Hernández Mercado Mejor examen de admisión de la UNI.

Tomás: un chavalo de 100 puntos

Tomás recuerda que ese día como siempre llegó temprano. Necesitó solamente 20 minutos para terminar la prueba. “Lo que más me costó fue llenar los cuadritos. Esos que se rellenan al lado de la respuesta correcta. El profesor nos metió en miedo al decir que si nos salíamos del cuadro aunque fuese la respuesta acertada, la computadora la tomaba como mala. Eso me tenía nervioso. Pero realmente la prueba estaba fácil”, valora .

Por: Róger Almanza G.

Tomás recuerda que ese día como siempre llegó temprano. Necesitó solamente 20 minutos para terminar la prueba. “Lo que más me costó fue llenar los cuadritos. Esos que se rellenan al lado de la respuesta correcta. El profesor nos metió en miedo al decir que si nos salíamos del cuadro aunque fuese la respuesta acertada, la computadora la tomaba como mala. Eso me tenía nervioso. Pero realmente la prueba estaba fácil”, valora .

En el salón donde Tomás hizo la prueba de admisión se quedaron muchos, más allá de la hora. “Creo que no se prepararon bien. Ese examen está diseñado para resolverlo rápido. Pero hubo chavalos que estaban estudiando incluso minutos antes de comenzar la prueba, eso mata a cualquiera porque te confunde y eso solo lo hacés si no estás bien preparado, a conciencia”, dice .

Tomás Antonio Hernández Mercado, de 17 años, no tiene computadora aún, aunque la necesita cada día. Se basta con sus cuadernos a rayas, su lápiz de grafito y los libros que tiene para resolver los problemas matemáticos que cada día le parecen menos complicados.

En el cuello ha lucido medalla de bronce de las Olimpiadas Centroamericanas de Matemáticas, también tiene el honor de haber ganado la primera medalla de bronce para Nicaragua en las Olimpiadas Iberoamericanas en Paraguay y obtuvo la medalla de bronce de las Olimpiadas Iberoamericanas realizadas en Costa Rica. Estos reconocimientos fueron obtenidos en los últimos tres años.

En Santa Elena, comunidad del municipio de Diriomo, Granada, es un chavalo al que respetan. Muchos acuden a él en busca de preparación para los exámenes finales de bachillerato, las pruebas de admisión de las universidades o los exámenes de reparación.

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No es para menos, en el 2008 logró entrar a la Academia de Matemáticas del programa Jóvenes Talentos de la Fundación UNO, un espacio que Tomás agradece pues “no fuese quien soy ahora sin el apoyo de este programa”. Pero lograr entrar al programa no fue lo complicado, un examen publicado en LA PRENSA y luego uno presencial, una semana de espera para los resultados, tiempo que parecía detenerse para Tomás, “esto ha sido lo más sencillo, permanecer fue el gran reto”, valora.

DE MADRUGADA EN BICICLETA

En el patio de la casa de Tomás, ni las gallinas se han bajado de las ramas de los árboles, menos que el elegante gallo de cresta pinta y brillante plumaje se prepare para anunciar con su canto que el día ha comenzado. Tomás ya está listo. Ha sacudido el sueño con un baño frío y su mamá le ayuda a despertar más con un pocillo de café. Toma la bicicleta que le ha prestado un amigo y se enrumba en el camino de tierra. Cuatro kilómetros adelante está la parada de buses, donde a las cinco de la mañana una de las unidades sale hacia Managua. La Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) lo espera.

En las aulas de la UNI los estudiantes que clasificaron para el programa de Jóvenes Talentos, reciben clases cada sábado. Tomás, siempre es el primero, llega antes que aquellos estudiantes que viven en la ciudad. A Tomás jamás se le pegan las sábanas.

“Es difícil. Sí es parte del sacrificio pero cuando tienes los logros en tus manos, es un momento gratificante”, dice Tomás.

Las levantadas madrugadoras es un reto que pocos harían en la disciplina del querer estudiar. Tomás ha renunciado a sus series favoritas de televisión, ha sacrificado los videojuegos, también ha despreciado muchas salidas a fiestas con sus amigos, a dormir un rato por las tardes o a pasar un domingo sin hacer nada. Todo su tiempo y su energía lo ha enfocado en ser el mejor. “Solo a las novias no renuncio. A las chavalas siempre les digo sí”, comenta Tomás.

UN TRIUNFO DE FAMILIA

La falta de dinero para comprar sus folletos o incluso la imposibilidad de comprarse una computadora son algunos “detalles” que han querido desanimar a Tomás en su camino al éxito. Hoy su esfuerzo ha valido la pena. “Sin mi familia fuese más difícil. La parte económica es fundamental pero mis padres se han sacrificado mucho”, valora Tomás.

Las generaciones actuales están mejor preparadas que las generaciones pasadas, dicta el IV Informe de Desarrollo Humano de Nicaragua, presentado el año pasado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Tomás no obvia este dato. No es para menos, su madre es ama de casa y tan solo culminó la primaria; su padre es obrero y a duras penas concluyó el cuarto grado de primaria. Hoy los sueños de sus padres se ven reflejados en él, el segundo de cuatro hermanos.

“Yo quiero ver a mi hijo en un buen lugar. Sé que puede llegar lejos y siempre contará con mi apoyo, aunque yo no haya logrado nada, mi hijo lo puede lograr todo”, dice doña Carmen Mercado, mamá de Tomás. y no se equivoca.

La preparación durante estos tres años en la Academia de Matemáticas brindó el apoyo que Tomás necesitaba para ser el mejor. El mes pasado, Tomás se presentó al examen de admisión de la UNI y los resultados sorprendieron además de sorprenderlo a él, también a su comunidad.

UNA BUENA NOTICIA

Los días pasan sin grandes acontecimientos en Santa Elena. Ahí son casas en pequeñas parcelas cuyos límites están definidos por alambres de púas. Árboles en todos los patios, perros en cada casa, aves de corral que se pasean en las angostas calles de tierra que la misma gente ha abierto para dar entradas a sus propiedades. Así es Santa Elena, ahí vive el muchacho que el país entero puede señalar como el “cerebrito” de Nicaragua.

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Faltaba una semana para que se publicaran los resultados de la prueba de admisión, por la que Tomás optaba a la carrera de Ingeniería Civil. Esa mañana, una camioneta se detuvo frente a su casa.

“Preguntaron por mí. Me asustó un poco pero cuando se presentaron como UNI, me asusté más. Me entregaron un sobre. Hasta ese momento no entendía. Yo que iba a saber que el que sacara la mejor nota lo llegaban a visitar a su casa… Decía que yo había obtenido el más alto puntaje, cien puntos, y que habría un acto con el rector, donde me felicitarían y me premiarían. Creo que ha sido uno de los mejores momentos después de haber entrado a la Academia de Jóvenes Talentos”, recuerda Tomás quien aún guarda el sobre, y lo guardará para mostrárselo a sus hijos y nietos y hasta donde la vida le permita.

El premio es una beca completa, la que empieza a gozar este año a partir del primer día de clases de su universidad. La carrera que siempre quiso. La historia que sus padres gozan y su comunidad aplaude. Un joven que ha superado la falta de dinero, la distancia en una bicicleta prestada a la que muchas veces se le poncharon las llantas a medio camino y que ahora ve su sueño cumplirse, llegar a la universidad y continuar formando a ese profesional que llegará lejos.

La Prensa Domingo Estudios exámen de admisión UNI archivo

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