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Grecia se está apresurando para terminar las reformas de austeridad necesarias para obtener un nuevo préstamo de rescate de 130,000 millones de euros, sin el cual enfrentaría la bancarrota a finales de marzo. Sin embargo, en un país hundido profundamente en la recesión, con un desempleo de 19 por ciento, muchos políticos y sindicatos se oponen a más medidas de austeridad.
La llamada troika —formada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE)— exige al Gobierno de coalición, que dirige Lucas Papadimos, rebajas salariales en el sector privado y nuevos recortes de gasto público, a lo que se oponen los partidos políticos de oposición.
El domingo fracasó la reunión con líderes de los partidos sobre los acuerdos para recortar el gasto de 2012 en 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto —unos 3,300 millones de euros. Hoy lunes volverán a intentar acordar una salida.
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