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¡Ya no te quiero más!

Pueden convertirse en los protagonistas de todo un melodrama y si hay público mucho mejor, hasta lograr lo que desean.

Por: Carla Torres Solórzano* Vida

Pueden convertirse en los protagonistas de todo un melodrama y si hay público mucho mejor, hasta lograr lo que desean.

Minerva Montano, psicóloga clínica, explica que el chantaje infantil se produce con mucha frecuencia en niños muy pequeños e incluso hasta en edades escolares

“Los niños se llenan de ira, enojo e incluso impotencia cuando la figura paterna o materna, incluso la persona que los cuida, les niega lo que desean y esa es su reacción: las rabietas porque no se les está complaciendo”, dijo.

La especialista explica que en el chantaje o rabietas los niños expresan su impotencia al no poder cambiar las cosas como lo desean, es decir no saben manejar la frustración como lo haría una persona adulta.

En edades escolares se pasa de las rabietas a las mentiras. Para María Luisa Aráuz, psicóloga, los niños manipulan una situación, expresan o exigen lo que desean algunas veces con pretextos en base a una mentira o verdad.

“Es importante conocer y analizar bien al niño, cuando es una mentira, un pretexto o una verdad”, señaló Aráuz.

Ambas especialistas coinciden que la mayor parte del tiempo dicen sentirse enfermos para no cumplir con sus deberes escolares y quedar en casa.

“Me duele el estómago, no quiero ir. El padre cae en la trampa porque tiene miedo que le pase algo en la escuela cuando él no esté a su lado y decide no mandarlo, hay que investigar bien”, dijo Montano.

PLÁTICAS AMISTOSAS

Las expertas consideran que hay que empezar a tener con el niño una comunicación positiva que le permita a sus hijos expresar adecuadamente sus emociones, es decir que los padres pongan límites y reglas adecuadas.

Sin embargo muchas veces las normas que tienen los padres no permiten que los niños puedan sentirse seguros, queridos y la atención que necesitan para su crecimiento.

“Los padres tienen que modificar cierta conducta a través de la recompensa, el castigo o el premio. Además hay que vigilar qué tipo de familia tiene el niño para determinar los patrones de crianza, si es funcional o no”, subrayó Montano.

También destacó el caso de los hijos únicos, que en muchas ocasiones son sobreprotegidos y los padres son muy permisivos.

Las rabietas muchas veces son una forma de castigar a los padres porque no han hecho lo que ellos quieren.

“En su mente infantil ellos creen que al retirarle la amistad y el cariño los padres cederán, deberán aprender que no siempre es así”, expresó Montano.

Ambas psicólogas recomiendan a los padres de familia establecer las normas y límites adecuados de acuerdo a la edad del niño que le permitan un desarrollo integral.

“No ser ni muy permisivos ni tampoco muy rígidos. Pero siempre firmes en las decisiones que se toman”, comentó.

Además establecer como una comunicación más abierta en la cual los niños puedan expresarse y sobre todo evitar el castigo físico.

Espectáculo edades pláticas rabietas archivo

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