Por: Ledia Gutiérrez
Sicóloga clínica
El temor de Jehová es el principio del conocimiento, la sabiduría y la disciplina que han despreciado los que simplemente son tontos. Proverbios 1:7.
Qué responsabilidad más hermosa la de mostrarle a nuestros hijos el mundo maravilloso y de acompañarlos en este viaje de oportunidades, de alcanzar el éxito con esfuerzo, responsabilidad y honradez.
Conocer de ellos es garantizar el bienestar social, familiar, laboral, ya que ellos, los valores, nos van abriendo brechas para alcanzar calidad de vida, que solamente la pueden dar la paz, el amor y la alegría.
Las personas aprendemos a estimarnos en la medida en que respetamos y luchamos por los valores en los que creemos, una vez que los conocemos.
Complazcamos a nuestra sociedad practicando valores, comportamientos que tanto necesita para sostener la tan anhelada armonía, el respeto hacia nosotros y a los demás, con las consideraciones que los que padecen de la extrema anorexia, desvalorización que tanto daña a las familias y al individuo .
Enseñar pautas de conducta que hagan que no estemos divorciados entre lo que pensamos y lo que hacemos.
Debemos enseñar a distinguir el bien del mal. El niño tiene una gran capacidad para imitar.
Gracias a esa imitación aprende a ser persona haciendo suyas las pautas que ve. Hay modelos humanos dignos de imitar, como amar y perdonar cuando creamos que no se puede.
Cuando no hay valores de referencia para imitar no tenemos persona. Hay una persona dispersa, dependiente del exterior y esclavizada, lo contrario es la superación a la que estamos diseñados para alcanzarla.
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