La arrogancia de la dirigencia del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) cada día hace crecer el descontento de su base por nombrar de “dedo” a candidatos a alcaldes, vicealcaldes y concejales, que no son los idóneos por cuanto no se han elegido mediante mecanismos internos que antes utilizaba esta agrupación política.
El presidente inconstitucional Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo, quienes han convertido a ese partido político en una empresa privada, rodeados de sus séquitos que además se pelean entre ellos por hacerse sentir quién es el que manda, siguen instaurando mecanismos dictatoriales que siempre hemos señalado, pero que hasta ahora reacciona la misma militancia sandinista.
La pareja presidencial se cree superior, desprecia y humilla a su propia militancia, pero tarde o temprano la población que forma parte de su partido, le dará un duro golpe a su soberbia.
Por primera vez llegó ayer una protesta hasta una de las entradas de la secretaría del FSLN, ubicada en la casa de Ortega en Managua, desde donde despacha como presidente inconstitucional de Nicaragua, para hacerle saber que en Masatepe, Niquinohomo, San Juan de Oriente, Catarina, Nandasmo y Corinto, no aceptan la imposición de candidatos para las próximas elecciones municipales.Mientras lo anterior ocurría en Managua, en La Dalia, Matagalpa, centenares de militantes sandinistas enardecidos igualmente rechazaban la actitud antidemocrática que ejerce el caudillo del FSLN.
Y no es para menos. La base sandinista está harta de ser humillada por quienes se supone son los defensores de sus derechos frente a la derecha y el neoliberalismo, palabras demagógicas que han quedado como caricaturas frente a las barbaridades que la pareja presidencial y su cúpula han hecho.
Ortega se niega a respetar la Constitución Política, a rendir cuentas de sus actos que lo han llevado a un vertiginoso enriquecimiento familiar desde su posición presidencial en el período legítimo (2007-2012), a hacer pública su declaración de probidad y a respetar la democracia e institucionalidad del país.
Y ese mismo ejemplo pretenden seguir los alcaldes del FSLN, quienes no han desistido de la candidatura también ilegal que aceptan de parte de Ortega.
Los alcaldes tampoco han rendido públicamente un informe detallado en base a auditorías profesionales y no maquilladas de sus años de gestión, ni tampoco hacen pública su declaración de probidad para que los votantes conozcan cuál fue el patrimonio personal con el que entraron y con cuánto salen de la comuna.
Además, los alcaldes no se han dignado a decir quiénes en sus alcaldías han incurrido en actos de corrupción y que deben enfrentar responsabilidad administrativas, civiles y/o penales, mientras la población en los municipios y los propios sandinistas, señalan presuntos actos de corrupción en diferentes comunas.
A lo anterior hay que sumar que en varios casos hay alcaldes señalados de haber obtenido ese cargo mediante actos fraudulentos en noviembre de 2008 y que la oposición demostró en su momento dicho latrocinio electoral, el mismo que ahora en esta lucha de la base sandinista contra el “dedazo” se ha ratificado a través de las palabras de reconocidos militantes del FSLN, que confiesan que las alcaldías señaladas de ser robadas, efectivamente así fue y que nunca ganaron. Entonces, a la soberbia de la pareja presidencial se suma el descaro que denuncia su propia base sandinista y que no quiere que se vuelva a repetir, por el bien ellos y de los municipios.
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