DAMASCO/AFP
El presidente de Siria Bashar al Asad prometió ayer que iba a cooperar con cualquier esfuerzo destinado a estabilizar el país y prometió a su aliado ruso cesar la violencia, declaró en Damasco el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, citado por las agencias rusas, luego de un encuentro con Asad.
Pero Washington dio cuenta de su “escepticismo” por las promesas y llamó a Damasco a poner fin ya a la violencia. Aunque el senador republicano John McCain urgió a EE.UU., a considerar suministrar armas a las fuerzas de oposición sirias que luchan contra el régimen.
Por su parte, Bélgica, Gran Bretaña, y ayer España, Francia, Italia y Holanda, anunciaron un llamado a consultas de sus respectivos embajadores. Las monarquías del Golfo decidieron expulsar a sus embajadores de Siria y retirar a los suyos de Damasco, mientras que Emiratos Árabes Unidos anunció el envío de “ayuda humanitaria urgente” a los desplazados sirios en los países vecinos.
En Latinoamérica, con la excepción del venezolano Hugo Chávez, que consideró “muy positivo” el veto de China y Rusia el sábado en el Consejo de Seguridad, otras naciones como Chile, Colombia y El Salvador condenaron la violencia.
En Damasco, Lavrov manifestó que Asad anunciará pronto la fecha de un referéndum sobre una nueva Constitución.
Mientras, en las ciudades “rebeldes”, en especial en Homs, la sangre continuaba derramándose un día después de una jornada que contó casi 100 muertos en el país. La represión ha dejado desde mediados de marzo de 2011 más de 6.000 muertos, entre ellos 400 menores de edad, según varios organismos.
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