El gobierno panameño y los indígenas que rechazan la minería y las hidroeléctricas en sus territorios iniciaron un diálogo ayer, tras ocho días de violentas protestas que dejaron al menos dos muertos, y cerca de un centenar de heridos y detenidos.
Las conversaciones, que contaban con la mediación de la Iglesia católica, se realizaron en un instituto de la localidad de San Lorenzo, en la provincia de Chiriquí, donde ocurrieron las manifestaciones más virulentas, según las partes.
AFP
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