Ayer se cumplieron 50 años de la fecha cuando el gobierno de Estados Unidos presidido por John F. Kennedy, le impuso un embargo económico y comercial al régimen comunista de Fidel Castro como represalia por las confiscaciones de propiedades norteamericanas y para evitar la exportación de la revolución a otros países de América.
Cabe recordar a propósito de este aniversario, que en octubre pasado la Asamblea General de la ONU aprobó por décimo octavo año seguido, una resolución exigiendo el fin del embargo a Cuba. Pero igual que ha venido ocurriendo desde 1992, Estados Unidos volvió a responder que el embargo no será levantado mientras el régimen cubano no dé suficientes muestras de apertura a una reforma democrática. Y este lunes, el Departamento de Estado declaró por medio de su vocera, Victoria Nuland, que la política de EE. UU. hacia Cuba permanece igual, puesto que el régimen de La Habana no ha dado los pasos democráticos que justifiquen poner fin al embargo.
Pero la verdad es que el embargo económico —o bloqueo, como lo califica el régimen de Cuba— es un bluf; nunca tuvo eficacia y más bien le ha servido a la dictadura castrista como la principal justificación de los catastróficos fracasos económicos y sociales del sistema comunista y la despiadada represión contra opositores y disidentes del poder totalitario.
Dice el régimen castrista que el bloqueo de Estados Unidos ha causado a Cuba daños económicos por 975 mil millones de dólares. Pero la verdad es que no existe tal bloqueo y el embargo económico y comercial ha sido muy engañoso. Estados Unidos es actualmente el quinto socio comercial de Cuba. En los últimos 10 años Estados Unidos exportó hacia Cuba mercaderías valoradas en más de cuatro mil millones de dólares. En las tiendas especiales de Cuba —a las que no tiene acceso el cubano común, solo los que poseen divisas y pesos cubanos convertibles— se venden muchos productos estadounidenses, incluyendo los más caros, lujosos y sofisticados. Además Estados Unidos es la principal fuente de remesas familiares que recibe Cuba, cifradas en unos 850 millones de dólares anuales, a los cuales el Gobierno les da una buena mordida. Y entre todos los visitantes a Cuba, los que llegan de Estados Unidos ocupan el segundo lugar, habiendo alcanzado en 2010 la cifra de 327 mil personas. Todo eso según estadísticas oficiales cubanas.
En realidad, a lo largo de este medio siglo de historia del embargo estadounidense, este ha beneficiado mucho más a la dictadura castrista que a la lucha por los derechos humanos, la libertad y la democracia en Cuba. Por eso es que cada vez que se ha planteado alguna posibilidad real de que Estados Unidos levante el embargo, al menos parcialmente, la dictadura comunista de Cuba ha inventado cualquier pretexto para impedirlo.
Es que sin el embargo de EE.UU. el régimen de La Habana ya no podría justificar el estruendoso fracaso del comunismo con la supuesta “agresión del imperialismo”.
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