Apropósito del Día del Amor y la Amistad hoy 14 de febrero, yo creo que es una fecha muy bonita para recordar que el amor, ya sea a Dios, a la pareja, amigos, hijos, madres, padres y en fin todo tipo de afecto o emociones positivas, son fuerzas que mueven este mundo y permiten hacer cosas maravillosas que nos transforman en mejores personas.
El concepto universal del amor se interpreta como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y resultante y productor de una serie de emociones, experiencias y actitudes.
El amor es un sinónimo de virtud que representa toda la bondad, compasión y afecto del ser humano. También puede describirse como acciones dirigidas hacia otros (o hacia uno mismo) y basadas en la compasión, o bien como acciones dirigidas hacia otros y basadas en el afecto.
En español, la palabra amor (del latín, amor, -oris) abarca una gran cantidad de sentimientos entrelazados que van desde el deseo pasional y de intimidad del amor romántico hasta la proximidad emocional asexual del amor familiar y hasta la profunda unidad o devoción del amor religioso.
Por lo general siempre hablo mucho de este tema con parejas que llevan años de estar juntos y me relatan cómo sus vidas cambiaron para bien desde que se conocieron.
Tengo un amigo que padece una enfermedad que poco a poco le quita la vida, pero hace año y medio conoció a la persona que ahora es su novia y desde entonces vive con más alegría, sin pensar que un día de esto la muerte le termina su contento.
Otra amiga me contaba hace pocos días que vive un amor muy bonito con un hombre menor que ella. Contrajo matrimonio con él y considera que su ahora marido se enamoró de ella desde que la vio la primera vez. Y asegura que no se arrepiente de haber dejado la soltería para formar un hogar con el que considera el hombre de su vida.
Hablaba hace pocos meses con el padre Bismarck Conde, párroco de la iglesia de la Asunción, en Masaya, y le preguntaba: ¿Si volviera a nacer qué haría con su vida? Me dijo muy convencido: “La decisión correcta que tomé de ser sacerdote y casarme con Dios y la Iglesia fue la más acertada en mi vida y no me arrepiento, creo que moriría por esto”.
Todos ellos están muy convencidos de que sus amores son los verdaderos. Por mi parte yo sigo pregonando el amor que habla el Apóstol San Pablo en 1 Corintios 13:4-7:
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.
Creo que este es el amor que todos deberíamos de tratar de practicar en nuestras vidas para tener muchas alegrías y pocas tristeza. Considero que el que da amor siempre lleva todas las ventajas, mientras que el que lo recibe y no tiene esa capacidad de dar amor, jamás podrá llegar a ser un ser humano feliz. La autora es periodista
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