BERLÍN/AP/EFE
El presidente alemán Christian Wulff anunció ayer su renuncia en comparecencia pública en el Palacio de Bellevue, ante las acusaciones de corrupción y tráfico de influencias en su contra.
La dimisión sucedió un día después que la Fiscalía solicitó al parlamento retirarle la inmunidad para que pudiera ser encausado por su relación con un productor de cine en su trabajo anterior como gobernador de la Baja Sajonia, que al parecer le habría pagado en el 2007 la estancia en un hotel de lujo.
Merkel, quien había propuesto a Wulff para la presidencia en 2010, dijo que buscará un acuerdo con los principales partidos de oposición alemanes para encontrar un nuevo jefe de Estado.
Wulff dijo ayer que su país necesita “un presidente respaldado por la confianza no solamente de la mayoría de sus ciudadanos sino por una abrumadora mayoría”. “Los acontecimientos de los últimos días y meses han demostrado que esta confianza, y por lo tanto mi capacidad para actuar, han quedado permanentemente entorpecidas”, dijo.
La dimisión de Wulff es la primera en Europa Occidental de un jefe de Estado por sospecha de corrupción en los últimos años. Con esta renuncia, Merkel perdió, por segunda vez en dos años, a un hombre elegido personalmente para representar al país.
El 30 de mayo de 2010 lo hizo el conservador Horst Köhler, aunque en su caso por no soportar la presión mediática al comentar en unas declaraciones que las misiones militares alemanas en el extranjero tenían sentido en algunos casos para defender los intereses económicos del país.
El presidente de la Cámara Alta del Parlamento, Horst Seehofer, será el presidente provisional, dedicado principalmente a firmar las leyes para su entrada en vigencia, hasta que sea elegido el nuevo presidente en un plazo de 30 días.
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