Por: Omar R. Goncebat
EFE
“¡Qué joven se ve! ¡No aparenta la edad que realmente tiene!”… Cuando alguien realiza este tipo de comentarios aparentemente positivos respecto de una persona mayor, está expresando implícitamente lo contrario: que lo bueno es ser joven y que la vejez es prácticamente un defecto.
Frases como estas reflejan el desconcierto, tanto de las propias personas de edad avanzada, como de sus familiares y seres queridos, ante la vejez. Una incertidumbre que a menudo se convierte en la antesala del maltrato a los mayores.
Los expertos de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC) aseguran que el maltrato a los ancianos se observa en todas las clases sociales y en cualquier nivel socioeconómico. En más de la mitad de los casos, los maltratadores son los hijos y, en el diez por ciento de las ocasiones, están implicados los cónyuges.
El concepto de maltrato incluye el abuso físico, psíquico, sexual y económico, aunque el más frecuente es el maltrato por negligencia, es decir el provocado por omisión de los cuidados que requiere el mayor.
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