Por: Moisés Martínez
Buzos, capadores, realeros, cartoneros, churequeros. Estos son solo algunos de los nombres populares con que se denomina a los recicladores en Latinoamérica y el Caribe. Pero no importa cómo se les llame, todos exigen lo mismo: que los gobiernos los reconozcan no como una rama de la pobreza extrema que impera en la región, sino como grupos de importancia en el engranaje social y económico de los distintos países.
En busca de este anhelo, dirigentes de organizaciones se han reunido en Managua como parte de una nueva asamblea de la Red Latinoamericana de Recicladores, la cual se inaugura hoy y su conclusión está programada para este viernes próximo.
“Nosotros lo que buscamos es que los gobiernos nos dejen de ver como un componente de la pobreza al cual hay que destinarles programas asistencialistas. Los recicladores somos un motor de las economías y además en el proceso ayudamos a nuestro planeta. Incluso para nosotros la basura no es basura, es materia prima de un proceso de reciclaje”, nos dice el chileno Exequiel Estay Tapia, de Comunicaciones de la Red.
El beneficio económico es claro. Nicaragua, que no tiene un nivel organizativo como el de otras naciones, solo el año pasado exportó más de 40 millones de dólares en materia prima, chatarra, papel y plástico, nos reveló el ambientalista Kamilo Lara, uno de los organizadores del evento. Uno de los atractivos de la asamblea es una expoferia de productos reciclados de toda Latinoamérica.
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