Por: Tania Sirias y César Úbeda Bravo
“La política está divorciada con la ética en Nicaragua”, esa fue la conclusión a la que llegó el diputado Enrique Sáenz, luego de conocer la renuncia que hizo el presidente de Alemania, Christian Wulff, ante señalamientos de actos de corrupción.
Entre las perlas están: el vender sedes diplomáticas, otros construyeron mansiones y compraron aviones, otros organizaron grupos musicales con fondos del erario nacional.
También está el infaltable tráfico de influencias a favor de sus empresas y señalamientos de ser depredadores del Estado han abundado en este país.
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El legislador afirmó que la corrupción es uno de los grandes dramas que vive esta sociedad, la cual tiende a agravarse, porque desde la política se contamina al resto de la sociedad, de manera que todo vale y solo interesa el “sálvese el que pueda”.
“Una de las grandes diferencias entre los países desarrollados políticamente y los subdesarrollados políticamente, es que los funcionarios públicos no tienen responsabilidades más que ante el caudillo y el dedo que los asignó. Esto es parte de los problemas que debemos superar”, sostuvo Sáenz.
Asimismo lamentó que este mal no solo aqueja en el orteguismo sino también es un vicio que se ha venido acumulando y si no se erradica será una de las cadenas que nos tendrá atados al subdesarrollo.
Sáenz dijo que la única opción que nos queda es la educación, sin embargo lamentó que en nuestro país algunos estudiantes prefieran estar en la rotondas sosteniendo banderas partidarias en vez de estar en las escuelas.
UN EJEMPLO PARA EL PAÍS
El analista político y diputado del Parlacen, doctor Mauricio Díaz, considera que la renuncia del presidente alemán es un ejemplo para nuestros países y debería ser una guía para recuperar nuestra dignidad en los funcionarios públicos.
Según Díaz, la noticia divulgada por la prensa internacional llama la atención primero porque la renuncia nace de una presunción; segundo, la actitud de la canciller Angela Merkell gracias a quien llegó a ocupar ese cargo. Y tercero, la posición inmediata del propio expresidente quien sostuvo que su país necesita un presidene respaldado por la confianza no solamente de la mayoría de sus ciudadanos sino por una abrumadora mayoría.
“En nuestra querida Nicaragua los ladrones son protegidos por el poder. Reinciden en sus fechorías y se les premia”, dijo Díaz.
Agregó que “nuevos ricos emergen en el segundo país más pobre del continente a la vista de las supuestas instituciones encargadas de velar por la buena administración de la hacienda pública. ¿Y qué pasa?: Nada. Saquean el país y se esconden del escrutinio público”.