Gisella Canales Ewest
En 1997, El Salvador empezó a trabajar en un plan de nación, lo cual generó “muchísimo entusiasmo”, según cuenta uno de los precursores de esa tarea, el empresario Francisco R.R. de Sola, presidente la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) y miembro del consejo directivo de Incae, quien llegó al país para participar en la conferencia “El Reto Compartido de Construir una Visión de Nación”, realizada ayer.
De Sola recuerda que ese entusiasmo generó muchas ilusiones y creó capital social. “La gente empezó a entender que ilusionando juntos se construyen grandes proyectos”, cuenta. Y es que, pese a que con el actual Gobierno de El Salvador terminó ese esfuerzo, el presidente de Fusades resalta que se debe rescatar que “si un proceso está enraizado en diálogo y consulta polifacética y amplia”, funciona, “pero si los poderes fácticos, los políticos, si los empresarios, si las iglesias, incluso si elementos dinámicos de la sociedad civil no lo asumen, si no asumen los retos y las acciones que hay que hacer, tiende a desvanecer”.
“En el caso de Nicaragua, creo que ahí está la ruta, tiene que ser una cosa bien amplia, con un claro liderazgo para darle una guía certera y tiene que buscarse que se comprometan sectores o gremiales o poderes fácticos tras esto, si no no funciona”, afirma.
¿Quiénes comparten ese reto de construir una visión de nación?
La lógica nos dice que la gran masa de la población; hay instituciones que nacen de la sociedad civil, que deben participar en esto, los empresarios, lógicamente, el estamento estatal, los partidos políticos, los nicaragüenses en el exterior… hay que armar una trama de alianzas y no debe ser exclusivo de un grupo versus otro grupo, particularmente a políticos, tiene que unir a políticos esto.
¿En qué radica la importancia de formar una visión de nación?
Si uno tiene algo en el cual reconozca hacia dónde se va y quiera que se logre, eso une a la gente. Y entonces, en vez de estarse peleando, se ponen de acuerdo en qué hacer. Lo difícil es articular eso. Cómo se identifican temas o proyectos o ideas que unan a la gente y el arte está en lograr eso, por eso un organismo rector que lo logre es importante.
Pero generalmente los actores quieren actuar individualmente…
Eso nos pasa a todos, todos somos países chiquitos, divididos, pero la lógica dice que hay que apostarle a ciertas cosas. Por ejemplo, Nicaragua tiene un potencial agroexportador fantástico, y ya incluso se está viendo en cómo crece Nicaragua, esa apuesta trasciende ideologías y básicamente tiene como fin generar riqueza, generar mejor vida para los campesinos. Nicaragua tiene un futuro turístico, tiene unos volcanes y unos lagos y unas costas que solo Dios las hizo una vez, poco a poco se van desarrollando y eso trasciende ideologías, políticos, empresarios, y creo que en todos nuestros países hay que apostarle a mejor educación, mejor salud, a mejor infraestructura, a traer inversión extranjera y controlar la violencia. Ustedes muy a su crédito han hecho mejor labor que cualquiera de los vecinos de Centroamérica, salvo Costa Rica. Nosotros estamos en un flagelo constante por la violencia.
Se habla de la necesidad de que Centroamérica opere como un bloque, ¿a qué se debe que en la realidad no ocurra así?
Precisamente a eso, que los políticos quieren jalar para su propio lado, pero ya hay avances, el comercio integrado en toda la región nos une… y eso poco a poco nos va a llevar a la Unión Aduanera. Ya muchos capitales centroamericanos invierten en otros países. Querámoslo o no, las fronteras no detienen a nadie, la caña de El Salvador la cortan nicaragüenses, los hondureños se cruzan la frontera para venir a nuestros hospitales… poco a poco aunque seamos diferentes y hablemos diferente, hay muchísimos intereses en común, pero hacer el brinco de ahí a actuar como un bloque ya es un tema político, y ahí sí creo yo, que aunque estamos bastante divididos, el mundo, los grandes bloques desarrollados, poco a poco nos van a ir imponiendo eso, porque ellos no ven Nicaragua o El Salvador, ven el bloque, una región, y les interesa la región.
¿Qué hay que evitar para alcanzar el desarrollo en Centroamérica?
Hay que evitar conflictos fronterizos, hay que tener aduanas eficientes, hay que facilitarle a la gente que se mueva de Chinandega a San José o de San José a Guatemala, hay que tener reglas del juego muy claras y muy serias, muy perdurables para los inversionistas, y sobre todo hay que elevarle el nivel de bienestar de la gente. En la medida que la gente tenga mejor educación, mejor comida, mejor salud, se vuelve más partícipe de la gran nación centroamericana.
¿Cómo podría hacer Nicaragua con un presupuesto tan limitado, para invertir en políticas sociales?
Una buena forma es traer créditos internacionales, que por cierto a las instituciones financieras internacionales les interesa todo eso, sobremanera tienen mucha tecnología… y lo que Nicaragua tiene que hacer, creo que es lógico, es restablecer su credibilidad con esas instituciones. Ahora están pasando por un momento difícil en esa credibilidad, pero sí, como esto es inversión en activo fundamental cuyo rédito viene a largo plazo, es oportuno buscar endeudamiento, es oportuno para educación y salud…
¿Cómo afecta la imagen de la región el retroceso de Nicaragua en seguridad jurídica e institucionalidad?
La región entera está rezagada. Solo Costa Rica y Panamá tienen un movimiento hacia la mejora sostenible, pero en el cuadrilátero del norte sí estamos retrocediendo, sí afecta, pero qué otras cosas afectan. Nicaragua tiene una situación de violencia que no es alarmante, tiene sistemas de prevención o de control que están funcionando, eso afecta positivamente. Nicaragua tiene tierras riquísimas e inversión en producción agrícola, agroexportadora, tiene mucha lógica por la posición geográfica de Nicaragua… y cada país tiene sus vicisitudes. En El Salvador estamos enfrascados en un problema de violencia horroroso y eso afecta no solo al inversionista local y extranjero, sino que a la misma población, asustados no salen de sus casas, no consumen y eso estanca la economía.
La visión de nación, en Nicaragua o cualquier otro país, ¿qué elementos debe incluir?
Debe generar ilusión, debe decirle a usted, a sus hermanos, esto me encanta, esto me da ánimo de trabajar por mi país. Quiere decir que se debe pintar una figura de hacia dónde va el país que les cause a ustedes energía de poder trabajar hacia eso.
¿Esta debilidad en las instituciones ocurre solo en Nicaragua?
Hay países que tienen mejor (institucionalidad) que otros. Por ejemplo, en Costa Rica, el hecho de no tener un ejército ha puesto otro tipo de orden ciudadano, que tiene en su base un capital social comunitario muy efectivo. En Guatemala tenemos una situación del sector jurídico peligrosa… yo creo que las instituciones electorales, los tribunales electorales tienen que mejorar. Todo apunta a que el ciudadano sienta que las instituciones que al final toman decisión sobre su vida, son creíbles y que haya gente honesta y preparada manejándolas, cuesta, cuesta… la verdad es que los Estados son débiles porque son institucionalmente débiles, en la medida que se fortalezcan esas instituciones van a ser más efectivos.
¿La dolarización funcionó en El Salvador?
Sí, el tema de la dolarización fue muy importante, nos impuso nuevas reglas del juego, trajo estabilidad a la economía , intereses bajos, crédito a largo plazo, pero pecamos en no hacer el resto de la agenda, había que transformar muchas instituciones para proteger el proceso, y no lo hicimos y hoy estamos viviendo las consecuencias.
¿Países como Nicaragua podrían seguir ese ejemplo?
Yo creo que cualquier país en la región lo puede hacer, el dólar es en efecto la moneda de seguridad en la región, pero no es un esquema fácil, toma nuevas disciplinas que no conocemos muy bien.
Francisco R.R. de Sola es presidente de Homarca, S.A. de C.V., empresa accionista principal de las operaciones del Grupo De Sola en Centroamérica, que comprende desarrollo de bienes raíces, hotelería y turismo, salas de cines, exportación de café, entre otros. De Sola obtuvo la licenciatura en Ciencias Sociales y Máster en Administración de Empresas en la Universidad de Harvard. Lideró el esfuerzo emprendido por Fusades que produjo “El Desafío Salvadoreño, de la Paz al Desarrollo Sostenible”, conocido como “El Libro Verde”, formulación de la estrategia nacional para el desarrollo sostenible.
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