Guillermo E. Miranda
Hay un refrán muy popular que hace referencia a los grandes capitales y dice lo siguiente: No hay nada más cobarde que un millón de dólares, frase a la que mi barbero le agregó, ni tampoco nada más oportunista. Ese era el tema de conversación cuando hice mi entrada a su barbería. Mientras esperaba mi turno para rasurarme escuché con atención las diferentes ponencias. Todas hacían referencia al viaje que recientemente hicieran algunos personajes de la iniciativa privada a los EE. UU. para defender los préstamos y concesiones que el país de norte hace a Nicaragua, y por supuesto a las posteriores declaraciones de uno de ellos que insinuó que los empresarios no son políticos, dejando entrever que valores como gobernabilidad, democracia, transparencia administrativa e igualdad de derechos, son temas de políticos y no de empresarios.
Por demás está decirles que cuando terminó la discusión, fue unánime el criterio de que un millón de dólares además de cobarde también es oportunista. Ese debate trajo a mi memoria otro refrán que podría reflejar la moral de algunos que hoy merodean alrededor del gobierno, el cual dice: “Que la política vaya y venga pero que el negocio no se detenga”. Quiero aclarar que lo último que quisiera es darle un concejo a Daniel Ortega que lo ayude a perpetuarse en el poder, pero tampoco puedo dejar pasar lo dicho por este nuevo rico, que evidentemente aspira a seguir acumulando fortuna sin importarle el precio que el pueblo está pagando por su avaricia.
Es por ello que le recuerdo a Ortega que esos mismos fueron los que en su momento hicieron fortuna con la dinastía de los Somoza, también con él mismo durante su primer gobierno, luego se le pegaron a doña Violeta Barrios de Chamorro, se beneficiaron de los actos de corrupción de Arnoldo Alemán y hoy lo continúan haciendo con su propio régimen. En otras palabras, serán los mismos que le señalarán todos y cada uno de los actos de corrupción que hoy los benefician, cuando vean que la balanza comience a inclinarse inexorablemente a favor del restablecimiento de nuestro estado de derecho y por ende del rescate de nuestra democracia hoy perdida.
Sin ánimo de defender a ningún político, lanzo un reto a esos empresarios viajeros para que hagan público lo que escucharon de los personeros que visitaron en la capital del norte. Asimismo creo que sería interesante conocer el criterio que tienen ahora sobre la posición norteamericana, después de ver la última confiscación realizada por la Procuraduría General de la República (PGR) al consorcio suizo-nica en el departamento de Rivas. Por mi parte sigo creyendo que si los Estados Unidos de Norteamérica quieren seguir considerándose abanderados de las democracias en el mundo, están en la obligación de asegurarse que el dinero de sus contribuyentes sirva para ayudar a salir del subdesarrollo a los países que benefician. Esto en cristiano quiere decir, asegurarse que sus préstamos concesionales y donaciones lleguen a los pueblos y no que sirvan para que gobernantes sin escrúpulos los utilicen para seguir atropellando las leyes y constitución de sus respectivos países. Si esto lesiona los intereses de algunos capitalistas, lo siento mucho por ellos, pero un préstamo que obligue a un gobierno al buen uso del mismo jamás será injerencismo. A propósito, ¿sabe usted de alguien que haya conseguido un préstamo en un banco sin explicar para qué piensa usarlo?
El autor fue comandante de la Resistencia Nicaragüense.
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