La sentencia de tres años de prisión para los miembros del FSLN y la Policía, que el 8 de noviembre del año pasado, dos días después de las fraudulentas elecciones nacionales, asesinaron a tres miembros de una misma familia solo porque eran opositores al gobierno de Daniel Ortega, ha causado estupor e indignación entre los juristas independientes, antiguos funcionarios judiciales, líderes religiosos, defensores de derechos humanos y miembros de organizaciones cívicas y partidos democráticos.
Pero si bien esa absurda sentencia para los autores de la masacre de El Carrizo, en San José de Cusmapa, departamento de Madriz, es causa de justa indignación para la ciudadanía no orteguista, sin embargo no ha podido ser motivo de sorpresa pues no se podía esperar algo diferente en este caso ya que la justicia ordinaria está supeditada al partido y la familia gobernantes.
Ya el 7 de febrero corriente, después que los autores de la masacre de El Carrizo fueron declarados culpables a pesar de su afiliación al FSLN y su afinidad orteguista, advertimos en este mismo espacio editorial que la sentencia se debía probablemente a que era imposible negar la culpabilidad de los acusados. Agregamos que se podía estar “aparentando justicia pero los condenados no pagarán mayor cosa por su delito y serán puestos en libertad con cualquier pretexto (como hicieron con el asesino del periodista sandinista disidente Carlos José Guadamuz).” Ahora la absurda e indignante sentencia a los autores de la masacre de El Carrizo ha venido a confirmar lo que previmos hace dos semanas.
Es que tal “condena” era previsible, porque bajo un régimen como el orteguista la justicia está partidarizada y no se puede esperar que los jueces y magistrados —salvo raras excepciones— actúen conforme a derecho. Al respecto es ilustrativo lo expresado por el presidente de la Unión Nacional de Juristas cubanos, Arnel Medina, en un artículo del diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, publicado a principios de junio del año pasado. El compromiso de los abogados y jueces en Cuba es con el Partido y la Revolución, aseguró Medina en esa oportunidad, a propósito de que el 8 de junio se celebra el Día Internacional del Jurista, jornada en la que en el mundo democrático se exalta el principio de que la justicia y los jueces deben ser independientes de los gobiernos, entre otras razones porque el poder judicial es el único que puede impedir los abusos del poder.
En Nicaragua ningún jurista, juez o magistrado se atreve a hacer un reconocimiento tan paladino de la degradante supeditación de la justicia al partido gobernante y al autocrático caudillo, por muy orteguista y militante del FSLN que sea. Aquí todavía no se ha llegado a semejante grado de descaro, pero de hecho la administración de justicia está subordinada al partido gobernante y al poder orteguista. Así lo demuestra la absurda e indignante sentencia a los asesinos de El Carrizo, quienes seguramente quedarán muy pronto en completa libertad. Y posiblemente hasta sean condecorados con la medalla “de honor” del partido.
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