En el campamento de los Astros de Houston, en Kissimmee, Florida, hay 16 relevistas. De ellos, solo seis quedarán en el equipo que jugará su última temporada en la Liga Nacional, antes de moverse a la División Oeste del joven circuito en el 2013.
Uno de esos seis carabineros que harán el grado debe ser el leonés Wilton López, quien a sus 28 años parece en ruta hacia la mejor etapa de su carrera, iniciada hace tres campañas con los Astros, luego de una estadía en las Menores con los Yanquis y los Padres.
Dueño de un repertorio que incluye una recta de 94 millas y un sinker terriblemente dañino, López tiene además mucho fuego adentro, es competidor y valiente a prueba de balas. Pero sobre todo, dispone de una capacidad de recuperación tremenda y siempre está listo.
Solo así se podría entrar en acción tanto como lo hizo el año pasado, cuando lanzó en 73 juegos, y resumió 2-6 y 2.79, a pesar de un viaje a la lista de lesionados. En el 2010 había registrado 5-2 y 2.96, cuando participó en 68 partidos con la tropa texana.
No obstante, el mayor cambio en las cifras de Wilton no estuvo en su balance, sino en su capacidad para sujetar corredores heredados. Mientras en el 2010 solo dejó anotar a uno de los 33 hombres que encontró en base (tres por ciento), el año pasado le anotaron 16 de 34 (47 por ciento).
Pero contuvo a los rivales en 14 de 20 situaciones de salvamento (hold) y mejoró de 6.7 ponches promedio por juego de nueve innings, a 7.1. Donde no estuvo fino fue en su control. Bajó de 0.7 base por cada nueve episodios en 2010, a 2.3 el año pasado.
Este año Wilton, quien debe conseguir un llamativo aumento a su salario de 442,000 dólares del 2011, mientras queda a la orilla, de un pacto millonario, debe poner toda la carne sobre el asador, en busca de su establecimiento como un tirador confiable.
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