Cuando se rompió el cielo nos quedamos mudos y sordosviendo la arena seca anaranjada del desierto de Nicaraguay ya no pudimos darle forma al mundo.
La vida se nos echó a perder para siempre.Desde entonces nacemos prisioneros del hechizode buscar sin encontrar una vasija de oro con esmaltes azules donde están encerrados todos los colores del arco irisy se esconden unas diminutas mujeres aladas que cuando gimen crean el viento y cuando cantan crean tempestades. Pero solo tenemos una mano de mortero de cobre para machacar la ambrosía y la amapola.
Ver en la versión impresa las páginas: 6 B