TÚNEZ/AFP/EFE
La conferencia internacional de Amigos de Siria, un grupo de 60 ministros de relaciones exteriores de igual número de países —con la ausencia de Rusia y China— pidió ayer en Túnez un “cese inmediato de toda forma de violencia” para permitir el ingreso de ayuda humanitaria para los civiles afectados por la violencia.
5.000 muertos son contabilizados por la ONU que, debido a dificultades para estar en el terreno, dejó de contabilizar a los muertos.
53 personas fallecieron en los actos de violencia de ayer en manifestaciones que reunieron a decenas de miles de personas en todo el país, informó una ONG siria.
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Además, se comprometieron a “tomar medidas para aplicar y reforzar las restricciones y sanciones sobre el régimen (de Bashar al Asad), como un claro mensaje para el régimen sirio de que no puede atacar a civiles impunemente”.
También reconocieron al principal grupo opositor, el Consejo Nacional Sirio (CNS) como “un legítimo representante de los sirios que buscan un cambio democrático pacífico”.
La declaración final se limitó en cambio a “tomar nota del pedido de la Liga Árabe de que el Consejo de Seguridad de la ONU emita una resolución para formar una fuerza de paz conjunta árabe y Naciones Unidas (…) y decidió continuar las discusiones sobre las condiciones de despliegue de una fuerza tal”.
El presidente Barack Obama dijo ayer que quiere usar “todos los instrumentos disponibles” para detener la “matanza” de civiles en Siria, al respaldar una reunión internacional sobre la crisis.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, afirmó que la comunidad internacional debe trabajar para que Rusia y China cambien su posición respecto de las medidas contra el régimen sirio.
Francia y EE. UU. habían multiplicado ayer más temprano en Túnez —el país que dio origen a la Primavera Árabe— sus advertencias a Siria, a la que amenazaron con una serie de sanciones, al tiempo que Túnez y Catar propusieron el envío de una fuerza árabe para poner fin a las masacres del régimen de Asad.
Pero la creación de semejante fuerza debería obtener el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU, recordó el ministro de Relaciones Exteriores francés, Alain Juppé.
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