Según los resultados de una investigación, “los contextos familiares de recepción televisiva infantil son deficientes y no garantizan la protección de la infancia ni favorecen un correcto desarrollo de los menores frente al medio”. El estudio señala que, por lo general, se otorga al televisor un espacio simbólico prioritario en las vidas de las familias y, por tanto, en la socialización de los niños. Además, cada vez hay un uso más individualizado del medio, lo que hace que padres e hijos coincidan menos delante del aparato y que aumente el desconocimiento por parte de los padres del consumo real que hacen sus hijos.
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