Enrique Sáenz
El análisis del Presupuesto General de la República permite desnudar la demagogia que caracteriza al régimen orteguista. Veamos algunos comentarios:
Castigo a los asalariados El presupuesto receta empobrecimiento. En efecto, asigna un ajuste salarial del siete por ciento para los trabajadores del Estado mientras proyecta una tasa de inflación del ocho por ciento. En otras palabras, el aumento de los precios se va a “comer” el ajuste en un santiamén. En el caso de los maestros, es triste reconocer que todavía no ha nacido el maestro nicaragüense que tendrá la esperanza de devengar un salario al menos equiparable al salario promedio nacional: con el ajuste salarial de un apurado uno por ciento en términos reales, se necesitarán 65 años para que los maestros alcancen un salario digno.
Bolaños mejor que Ortega en Educación y Salud
Si bien el presupuesto muestra incrementos en las partidas asignadas a Salud y Educación, considerados los cinco años de gobierno, esos aumentos son menores que los aumentos registrados en el gobierno de Bolaños (19 por ciento Ortega vs. 35 por ciento Bolaños, en términos reales). Cuando las cifras se examinan más de cerca nos encontramos con que la proporción del gasto funcional en educación en relación al gasto total del Estado, más bien va en disminución (22.2 por ciento en 2009, 19.3 por ciento en 2012). Además, como proporción del Producto Interno Bruto el presupuesto del Mined sigue estancado en 3.7 por ciento del PIB, cuando el mínimo para comenzar a salir del atolladero sería siete por ciento. Con estos presupuestos la educación seguirá funcionando como una máquina de producir pobres. En el caso de la Salud, el gasto por persona no llega a 50 dólares anuales, cuando el promedio en Centroamérica es de 84 dólares y el promedio en América Latina es de 119 dólares. También aquí, los incrementos en el gobierno de Ortega se encuentran por debajo de los incrementos en el gobierno de Bolaños. Del mismo cuero salen las coyundas
Uno de los ejes de las campañas del orteguismo para distraer la atención sobre el verdadero uso de los recursos de la cooperación petrolera venezolana es propagar que con esos fondos se financian los programas sociales del gobierno. Falso. Los nicaragüenses deben saber que no es Chávez sino que sus impuestos financian los principales programas del orteguismo. Veamos: Al bono productivo alimentario (Hambre Cero) se destinan 332 millones de córdobas. A viviendas de interés social, 47 millones. Al programa Usura Cero 30 millones. Al subsidio del transporte y energía eléctrica se destinan 396 millones de córdobas. Subestimación maliciosa de ingresos
Llama la atención que en las proyecciones de los ingresos fiscales hay una evidente subestimación de al menos 1,000 millones de córdobas que perfectamente podían haberse utilizado para mejorar las partidas de Educación, Salud e infraestructura. Las razones de ese ocultamiento no están justificadas, pero cabe recordar que el año pasado la denominada “sobrerrecaudación” fue utilizada para pagar una misteriosa deuda de 1,222 millones de córdobas contraída ilegalmente por Enel con no se sabe qué oscuro acreedor (hay quienes afirman que ese acreedor fue Albanisa). A más fraudes más deuda
Una de los aspectos más preocupantes del presupuesto es el drástico aumento del servicio de la deuda pública. En el 2010 el servicio de la deuda representó 256 millones de dólares, en el 2011 creció en casi 100 millones, pues llegó a 352 millones. Para el 2012 la asignación es de 404 millones de dólares, que equivale a la tercera parte de los ingresos tributarios. Esa pesada carga puede asociarse a la disminución de la cooperación externa, en particular las donaciones. Las cifras oficiales del Banco Central registran que desde el 2008 las donaciones han disminuido en casi 200 millones de dólares, a causa de los fraudes electorales. El autor es diputado MRS