Nectalí Mora Zeledón
El Real Estelí es extremista. Pasa de la gloria al infierno en un instante. A veces tiene actuaciones que confirman su superioridad y en otras se complica, deja escapar los triunfos más difíciles de perder.
El miércoles, el Tren del Norte perdió el chance de conseguir siete éxitos seguidos en la primera vuelta del Torneo de Clausura desde que iniciaron los formatos cortos en la Primera División. Los norteños, con un jugador extra desde el minuto 27, empataron 1-1 ante el Managua-FC.
“No todos los partidos son iguales. Somos seres humanos”, explica Otoniel Olivas, técnico del equipo.
El peor enemigo del Estelí son sus mismos jugadores. Su poder ofensivo es el más peligroso, pero ante rivales inferiores por recursos técnicos, o humanos (desventajas numéricas), se enreda, pierde brillo, clase y efectividad.
“No aprovechamos las oportunidades y no tuvimos profundidad en el ataque. Mucho exceso de confianza. Hubo mucha ansiedad e impresión. Al final estábamos tirando mucho la bola”, relata Olivas.
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