Washington/EFE/AP
El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, inició ayer una gira por América Latina en medio de una intensa presión sin precedentes ejercida por líderes empresariales y políticos a fin de que hable sobre un tema que ningún funcionario estadounidense quiere tratar: la despenalización de las drogas.
Los presidentes de Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Colombia y México, que sufren las consecuencias de una guerra, extremadamente violenta pero fallida, contra el narcotráfico, han dicho que desearían iniciar ese diálogo sobre la legalización de las drogas.
Argentina, Uruguay, Perú y México permiten ya el uso de pequeñas cantidades de marihuana para consumo personal, mientras que los gobiernos de Brasil y Colombia analizan alternativas al encarcelamiento de consumidores de estupefacientes.
Dan Restrepo, el funcionario de la Casa Blanca de mayor rango para asuntos de América Latina, dijo que Biden espera mantener una “conversación sustanciosa” sobre los problemas de seguridad en la América Latina a consecuencia de las batallas que mantiene el narcotráfico por controlar el lucrativo mercado estadounidense. Empero, advirtió que los líderes latinoamericanos no deberían esperar un cambio en la política de la Casa Blanca.
Biden llegaría ayer a México para analizar temas económicos y de seguridad con el presidente mexicano Felipe Calderón. Una fuente de la presidencia de Honduras informó que Biden se reunirá el martes con los gobernantes de los países del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) que han asegurado su presencia, todos excepto el de Nicaragua, Daniel Ortega.
“Sí creo que el tema de la legalización sea planteado por los líderes a Biden, pero en privado”, dijo Walter McKay, especialista político en temas de seguridad en México.
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