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Alejandro A. Tagliavini

Libertad para el desarrollo tecnológico

Analizando las mayores fortunas y las peores miserias, pareciera cierto que los extremos se juntan y no es que no me gusten los récords o lo que destaca, es que no me parece bien que se consigan de manera inmoral.

Resulta que estas miserias surgen de la capacidad destructiva de la violencia, de los estatismos cuyo método de “organización social” es la coacción estatal. Pero el Estado también, con su poder policial, impone monopolios, destruye la competencia para empresarios amigos que así logran fortunas antinaturales, como la del mexicano más rico del planeta cuya “genialidad” consiste en cabildear para obtener el favor de los políticos.

En la lista de los más ricos de Forbes , figura el “dueño” del sistema operativo para ordenadores hoy cuasi monopólico, gracias a que tiene “la propiedad intelectual” de una mala copia de lo que comenzó Steve Jobs y que fue mejorando con simples programadores anónimos. En definitiva, este copyright, que no defiende propiedad alguna (solo son conocimientos generales desarrollados por millones de desconocidos) significa un monopolio que, no solo crea fortunas desorbitadas y peligrosas dependencias del mundo entero en una empresa, sino que coarta la creatividad y el desarrollo tecnológico al prohibir que se pueda hacer uso de esos conocimientos para avanzar.

Wikipedia, la enciclopedia más consultada del globo que si fuera publicada en papel ocuparía unas 2.25 millones de páginas, prueba lo que se logra sin las restricciones del copyright.

Facebook, por su parte, ganó US$$3,700 millones en 2011 frente a los casi 2,000 millones de 2010, el 83 por ciento de los ingresos fueron generados por publicidad y más del 12 por ciento por juegos. Con un valor estimado en US$$83,500 millones se lanza a la bolsa de Wall Street para obtener US$$5,000 millones, el mayor estreno de la historia de Silicon Valley. “Creada” hace ocho años por Mark Zuckerberg, que hoy posee el 28.4 por ciento de las acciones (con el 57 por ciento del voto) valoradas en US$$25,000 millones, llegó en 2011 a los 845 millones de usuarios mensuales, 483 millones diarios, 43 por ciento más que en 2010. En diciembre de 2011 tuvo 425 millones de usuarios en móviles y la aplicación para smartphones fue la más descargada.

Zuckerberg, tenía 19 años cuando “inventó” el álbum de caras online, de Harvard, con el fin de crear una base de datos con las fotos de las alumnas más atractivas. Facebook es apenas una plataforma donde se intercambian pensamientos, opiniones, vídeos, anuncios y 250 millones de fotografías al día.

Y para mantener esto tiene una serie de copyrights que complican mucho la existencia de una sana competencia lo que, además de crear fortunas desorbitadas, concentra demasiado poder en cuanto a relaciones personales, comercio, política y comunicaciones.

Es poco sustancial la “propiedad intelectual” de Zuckerberg, de hecho, los hermanos Winklevoss le propusieron la creación de una red social en 2003 y este “creó” la suya propia copiada de aquel proyecto. Algo de razón tendrán los mellizos para que se los indemnizara con US$$65 millones.

Precisamente, por el bien del desarrollo tecnológico, la distribución equitativa de la riqueza, la libertad de internet y de información y comunicación, la violencia estatal debe cesar, las “leyes” de patentes y copyright deben ser derogadas y todas las empresas deben competir, en tiempo real, para ofrecer al público los mejores servicios. El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California.

Opinión
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