María Lourdes Centeno, Giovanna Serrano, Rosa Carlota Tünnermann, Laura Báez de Lacayo, Luz Marina Acosta, y la misma María Antonieta Lugo (nieta del maestro Genaro Lugo), han sido cautivadas por la naturaleza, pletórica de selvas, grandes árboles, frutas, o bien atrapadas en detalles de hojas y flores, logradas desde una imagen del realismo sencillo, lúdico y sensual.
Las pintoras Chylo Bosche, Kathy Belli, Marcia Bolaños de Chamorro, Erika Mierisch, María Lydia de Montiel, Violeta Margarita Bárcenas Chamorro, Karla Cecilia Rodríguez, Nunzia Valenti de Fajardo y Silvia Zúñiga, también hacen lo suyo con alto grado de feminidad y belleza, propia del arte preciosista y romántico.
Sobre su arte, el pintor Reynaldo Hernández reconoce que tanto sus expresiones y técnicas han evolucionado, así como sus concepciones acerca de la pintura y las actuales corrientes del pensamiento contemporáneo.
Por ejemplo, una de las jóvenes promesas, Erika Mierisch, sus colores y formas indagan en el misterio de la vida, la maternidad y el subjetivo interior. En tanto la pintora Maríu Fonseca, con sus propuestas de estropajo y tiras de lampazos, construye su metáfora del arte del desecho, de la protesta doméstica, y del maltrato.
No solo estamos hablando de la belleza del paisaje y el bodegón ornamental; sino de otros grados de sensibilidad lograda a través de estas formas tradicionales que vibran en lo social, la sensualidad y alegría de vivir.
Nicaragua y la historia de las artes también tiene esta memoria de sus damas de blanco, reunidas por el color.
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