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José Esteban González-Rappaccioli

Uniéndonos por amor a Nicaragua

Si el cristianismo trajo la libertad y la primacía del amor, el liberalismo trajo la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley e hizo de los derechos humanos el fundamento del Estado de Derecho y de la organización social.

La revolución liberal del presidente Zelaya aseguró el reconocimiento pleno de los derechos de las mujeres, la educación primaria obligatoria, el derecho universal a elegir y ser electos. Fueron también principios liberales los que inspiraron la heroica gesta de Sandino y sus ambiciosos proyectos sociales. Frustrando simpatías iniciales, el insaciable afán reeleccionista del general Somoza García justificó la fundación del prestigioso Partido Liberal Independiente (PLI), de admirable trayectoria patriótica, hoy objeto de amenazadoras presiones.

Fue el liberal independiente Enoc Aguado quien, como candidato de la oposición unida, ganó las elecciones de 1947. Sin embargo, Somoza impuso a su candidato Leonardo Argüello mediante un burdo fraude, solo superado en descaro e insolencia por el fraude del 6 de noviembre recién pasado, obra del gobierno de don Daniel Ortega Saavedra quien, violando la Constitución y haciendo mofa de la comunidad democrática internacional, se ha recetado un tercer período presidencial. Durante más de 40 años la dictadura somocista se impuso mediante sucesivos pactos hasta que, a mediados de los años setenta, el prestigioso empresario y político liberal Ramiro Sacasa Guerrero abandonó el somocismo levantando la bandera del respeto a la Constitución y la justicia social. Su prematura muerte truncó su promisoria trayectoria.

A partir de 1990 Arnoldo Alemán —apoyado por José Rizo, José Antonio Alvarado, Lorenzo Guerrero y valiosos dirigentes de la Nicaragua profunda— reorganizó al liberalismo llevándolo nuevamente al poder en 1996. Contradicciones internas, insidiosamente azuzadas por el orteguismo, fraccionaron al PLC facilitando el retorno de Daniel Ortega al poder (enero 2007) mediante manipulación fraudulenta en las elecciones del 2006. El Pacto Alemán-Ortega cavó la fosa política de algunos dirigentes liberales, pero no la del liberalismo como tal.

Así como es inaceptable el fraude en perjuicio del PLI y su prestigioso candidato Fabio Gadea, ningún sociólogo responsable acepta como válidos los resultados del CSE asignándole al PLC únicamente dos diputados cuando, en realidad, debe haber obtenido un número varias veces mayor. Sin embargo, aún siendo totalmente inverosímil, la burda manipulación electoral logró su objetivo al golpear y humillar al expresidente Alemán.

Corresponde a las nuevas generaciones liberales restaurar la unidad perdida convirtiendo nuevamente al liberalismo en sinónimo de eficacia, progreso y honradez. Mediante una renovación ética personal y de sus respectivas estructuras partidarias, los liberales demostrarían que sus nuevos líderes y sus jóvenes militantes conciben la política como la más noble expresión del humanismo y de la solidaridad. Al hacerlo, nuestros hermanos de los diversos partidos liberales se aproximarían a la visión humanista cristiana actualmente aplicada con éxito en varios continentes y a nivel de la Unión Europea. Ante tan clara cercanía ideológica y programática —patente en Alemania, España y otros países— un número creciente de nicaragüenses vería con razonado entusiasmo y fundamentada confianza la creación de una alianza popular-centrista-incluyente de inspiración humanista liberal y cristiana, la cual, asumiendo lo mejor de las corrientes democráticas modernas y con sólido aval internacional, no tardaría en aglutinar a todos los demócratas nicaragüenses en torno a un Plan de Nación asegurando la construcción de la Nicaragua estable y próspera a la que todos aspiramos.  

El autor es Fundador de la CPDH y Presidente Nacional del PSC

Opinión amor Nicaragua Uniéndonos archivo

COMENTARIOS

  1. flavio
    Hace 12 años

    Es gracioso, como estos seudo – politicos escriben bellezas de su llamado Liberalismo, que igual que el Sandinismo es sinonimo de pobreza para Nicaragua. Antes y siempre los ” grandes ” apellidos, dominaron la economia Nica. Herencia colonial espanola. Posteriormente junto con los nuevos terratenientes llegados de Europa en el siglo 19, Pellas, Rapaciolli, Bolanos ,etc. siguieron explotando a nuestro empobrecido pueblo, ahora Ortega, Arce, Cerna, Borge, Murillo etc. Zorros del mismo pinal.

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