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Mauricio Mendieta Herdocia

La educación sigue siendo la base del desarrollo

No existe país alguno que haya logrado llegar a ser desarrollado sobre la base de la ignorancia. Todos ellos lo han conseguido sustentados sobre la sólida plataforma de la educación.

La educación en el amplio concepto de su significado no es únicamente el proceso mediante el cual se transmiten solamente conocimientos, sino también valores, costumbres, cultura y formas de actuar. Por medio de la educación se instruye y se aprenden normas de conducta que no siempre se imparten en las aulas. En la casa aprendemos a través del ejemplo de nuestros padres, y por la transmisión de conocimientos y de comportamiento que directamente recibimos de ellos. El hogar es la primera escuela de educación. Eduquen a los niños, decía Pitágoras, y no será necesario castigar a los hombres.

También nos educamos por el proceder generalizado de comportamiento de la sociedad en su conjunto, de sus costumbres y el establecimiento de sistemas y patrones de conducta.

Si queremos avanzar hacia el desarrollo es necesario vencer los obstáculos existentes en la educación de nuestro país. Es imperioso estimular hábitos de integración social, de convivencia grupal, de solidaridad y cooperación, fortaleciendo la vinculación entre la institución educativa y la familia.

Tanto la educación formal, que es la que se imparte en las escuelas en sus niveles de educación básica, preescolar, primaria, secundaria y superior en las universidades, como la informal que recibimos en los ámbitos sociales y que se adquiere a lo largo de toda la vida, son los ejes esenciales para avanzar en el desarrollo. La educación es tan antigua como la historia del hombre; y tanto Grecia como Roma se destacaron en esta disciplina.

La educación formal e informal en Nicaragua presenta grandes retos y desafíos particularmente por la calidad de la misma. La educación formal es extremadamente deficiente debido a la falta de capacitación de los profesores, a la poca exigencia a los alumnos en los conocimientos y a los ridículos salarios que devengan los profesores.

Hace algunos años únicamente pasaban de grado en los colegios y universidades en términos generales los que sabían, actualmente los que pagan pasan, llegándose a la aberración educativa de que también pasan aunque no sepan nada, aquellos que tienen una reconocida filiación o simpatía política determinada.

Las universidades dan pesar por la lamentable preparación de los profesionales que gradúan, no solamente por la falta de preparación sobre la materia estudiada, sino porque la inmensa mayoría tiene una lamentable y deficiente capacidad de redacción, y faltas de ortografía hasta en las palabras más elementales. La gran mayoría de estos profesionales terminan al final laborando en actividades contrarias a las estudiadas, por ser mayor la oferta que la demanda, debido a la ineficiente planificación de la educación superior, siendo una de las causas la proliferación de mediocres “universidades”, donde hoy a cualquier changarro le llaman universidad, devaluando su concepto y abriendo “cátedras” donde la escogencia de los profesores no se da precisamente por concurso.

Resulta apremiante revisar el seis por ciento que del Presupuesto General de la República se asigna a las universidades. ¿Qué tanto buen uso le dan a esta partida? No sería conveniente asignar parte de este porcentaje a la educación primaria, secundaria y vocacional? ¿A quién le rinden cuentas? La educación superior la han convertido en un negocio más, y el Ministerio de Educación como órgano rector, que debería ser el indicado para regular y ordenar la misma, ha sido complaciente y tolerante con esta triste realidad.

Se deben crear institutos técnicos vocacionales, que es lo que más necesita el país en este momento, preparando mano de obra calificada en las diferentes disciplinas, dotando a estos centros técnicos de la tecnología de punta necesaria y de un personal docente altamente capacitado y bien pagado.

Por ser la base fundamental del desarrollo, la educación puede ser la salvación de este país. La instrucción, decía Benito Juárez, es la base de la prosperidad de un pueblo; y qué otro regalo más grande y mejor se le puede ofrecer a la República, que la educación de nuestros jóvenes, expresaba Cicerón. El autor es médico

Opinión

COMENTARIOS

  1. roberto
    Hace 12 años

    la Paises asiaticos, rurales en su gran mayoria y con una gran cantidad de gentes pobres, han encontrado que la solucin a esos problemas se encuentran en la educacion del material humano que compone esos pueblos. Y asi vemos, como la China a pesar de tener una enorme poblacion rural, ellos a traves de la educacion de sus base ciudadana, ha venido a ser una de la sociedades emergentes de esta centuria con un PIB por arriba del 14%, o 15%, el cual por razones economicas fue rebajado al 10%.

  2. roberto
    Hace 12 años

    o condicion de tercer mundista en el cual es mucho mas importante la produccion y lo financiero que alimentar y preparar a ese recurso humano, el cual ha sido dejado abondondo del lado del camino del progreso dinamico de un pais como seria el nuestro

  3. roberto
    Hace 12 años

    en el caso nuestro, la educacion de las bases jovenes, realmente no han sido una prioridad, y pienso que la misma ha retrocedido enormemente desde los tiempos en que yo fui parte de ese contingente de individuos que llenaban las aulas de clase, con la esperanza de obtener un titulo universitario, y el cual nos condujera hacia a mejores horizontes. Resultado, y los cuales enuncia el articulista, son desastrosos, y el al igula que yo, no vemos la posiblilidad de poder sacar el pais de su estado

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