Virtual Life/Vida
De todas las franquicias competitivas que posee Nintendo solo hay una que puede crear rivalidades: Mario Party. Desprovista del frenesí característico de Mario Kart, y de la fluidez de Mario Strikers, esta saga logró triunfar por imitar el esquema usado en los juegos de tablero —como Monopoly—, reuniendo amigos o familia en largas sesiones de ocio e incontables minijuegos; esta novena entrega supone un regreso a la diversión, que desechando un poco de esencia corrige todos los errores y defectos para ofrecer una experiencia más estimulante.
Mario Party destacaba por tener un ritmo lento, casi tortuoso que alejaba a buena parte de la audiencia solo por lo cansado que era concluir una partida. Los términos han cambiado y ahora los cuatro jugadores ya no pueden moverse por separado y avanzan como grupo sobre un automóvil en el que cada quien toma turno para echar los dados y hacerlo caminar.
Mario Party 9 se posiciona como una apuesta ingeniosa y fresca en el ámbito de los títulos de tablero, tiene sus errores y defectos, pero no como para echar a perder la diversión, y aunque difícilmente conquistará el corazón de las personas que no se sienten atraídas, es una buena oportunidad para pasar tiempo compitiendo.
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