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 Esta es la fachada de la Academia de los Yanquis en República Dominicana. FOTOS LA PRENSA/EDGARD RODRÍGUEZ

En busca del éxito

El día comienza muy temprano para un centenar de jugadores reclutados por los Yanquis y establecidos en su Academia del Beisbol Latino. Para los próximos días, deben quedar setenta, que formarán parte de los dos equipos que jugarán en la Liga de Verano y los del entrenamiento extendido.

 

 

Edgard Rodríguez C.

Desde REPÚBLICA DOMINICANA

El día comienza muy temprano para un centenar de jugadores reclutados por los Yanquis y establecidos en su Academia del Beisbol Latino. Para los próximos días, deben quedar setenta, que formarán parte de los dos equipos que jugarán en la Liga de Verano y los del entrenamiento extendido.

“Así que aquí nadie se puede descuidar. El que se descuida, se va”, reconoce Joaquín Acuña, un leonés alto y flaco, que se incorporó a la organización en enero pasado y que amplió el número de nacionalidades en el origen de los peloteros que intentan ascender a través de su sistema.

A las 6:00 de la mañana, ya los muchachos están corriendo. Corren siempre. Incluso para ir al baño. Entre las siete y ocho deben haber desayunado, porque a las 8:45 (que son nuestras 6:45) deben estar en la raya para una jornada que por lo general termina hasta el atardecer.

“Es prohibido ir caminando. Hay que correr siempre. Son las reglas. Y creo que eso ayuda para que uno no se enfríe. Pero también pienso que es para demostrar el entusiasmo que tenemos al habernos decidido por jugar profesionalmente este deporte”, agrega Acuña, de 20 años.

Algunos jugadores vienen a la academia desde muy cerca, como la ciudad de Boca Chica o un poco más allá de la frontera dominicana, como Curazao o Panamá. Pero también hay jugadores que vienen de lejos, como Daniel Vaurusa, nacido y criado en Praga, República Checa.

“Daniel es muy buen cácher. Tiene mucho futuro y estará en uno de los equipos en la Liga de Verano, cuyo inicio es en mayo. Es un jugador muy completo y que puede avanzar mucho en el beisbol”, indica Manuel Domínguez, un entrenador panameño de los Yanquis.

También hay mexicanos, colombianos y venezolanos, quienes al igual que todos luchan por hacer realidad su sueño de llegar a las Grandes Ligas. Así que no hay tiempo para perder. La misión es aprovechar cada instante para estar preparados cuando llegue la oportunidad.

El leonés Joaquín Acuña  trata de abrirse paso en la organización de los Yanquis.

CAMPOS DE SUEÑOS

Los Yanquis, que definen su vínculo con la historia a través de sus héroes y triunfos, dieron un salto a la modernidad en el año 2005, cuando abrieron las puertas de su Academia del Beisbol Latino, tras una inversión de cuatro millones de dólares en las proximidades de Boca Chica.

La instalación fue todo un acontecimiento en aquel instante, aunque ahora hay otros complejos que están a la vanguardia. Pero el toque artístico de su fachada, con enormes pilares redondos y una marquesina que se extiende a su alrededor, es una evocación del Yankee Stadium.

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“Y seguimos ampliando las instalaciones. Ahora mismo realizamos una inversión de quinientos mil dólares para ofrecer más facilidades a los prospectos incorporados a la organización”, afirma Joel Lintgow, director de la academia, detrás de un escritorio en la oficina administrativa.

De acuerdo con Lintgow, la academia necesita un mínimo de cien mil dólares mensuales para operar. Eso incluye comida, mantenimiento, seguridad y sueldos. El presupuesto para la firma de jugadores es manejado por la Dirección de Búsqueda y Desarrollo de Talentos. Es otro asunto.

“Entre el personal de cocina, limpieza, mantenimiento, entrenadores, coaches y scouts, tenemos aquí estrictamente en la instalación una plantilla de 51 trabajadores permanentes”, explica por su parte Aniuska Sánchez, gerente administrativa de la academia.

El complejo incluye cuatro campos de tamaño regular, uno de los cuales tiene incluso una réplica del museo a los héroes, situado allá al fondo en el Yankee Stadium. Hay cuatro túneles de bateo, seis montículos adicionales y medios campos para infield, salones de clases y entretenimiento.

EL PROGRAMA DIARIO

Después del aseo diario, tras la levantada y el desayuno, los jugadores corren hacia los campos y luego se esparcen en diferentes direcciones, pero la rutina del trabajo físico comienza cada día con los estiramientos y ejercicios de acondicionamiento. El trabajo personalizado llega después.

Credito: Los jóvenes se entrenan duro a diario, en la Academia del Beisbol Latino de los Yanquis.

Unos tienen trabajo especial con el entrenador de bateo, otros van a practicar con el adiestrador de picheo, para agruparse después y ensayar las jugadas que se han de presentar en el juego. Ahí se trabaja hasta la hora del almuerzo, programado a la una de la tarde, tras un baño.

Por la tarde hay que ir al gimnasio. Unos lo hacen por cuenta propia, otros por recomendación de los entrenadores y cuando se aproxima el crepúsculo, es hora de prepararse para clases de inglés, que se repiten los lunes y los viernes de 4:00 p.m. a 6:00 p.m. Los miércoles, la clase es de español.

“Nos enseñan de todo, pero hacen énfasis en situaciones concretas del juego, en jugadas que se pueden presentar y frases que son parte de este ambiente. En español es para que todos sepamos expresarnos bien cuando se nos hace una entrevista o cualquier consulta”, dice Acuña.

Los que no van al gimnasio o hablan inglés, utilizan la tarde para descansar, jugar billar o tenis, ver televisión o navegar en internet. Entre los que descansaron después del trabajo duro estaban cuatro nicas, que fueron invitados por una semana a los entrenamientos en la academia.

Corby McCoy, un nieto de Stanley Cayasso, fue uno de los invitados junto al también lanzador zurdo Luis García, el derecho Ronald Medrano y el receptor Melvin Novoa. Todos trabajaron duro y acumularon una valiosa experiencia que seguro los ayudará a precisar sus metas.

“Me encantaron los campos. La tierra que tienen los montículos es especial. En un campo así es donde quiero jugar. Y los entrenadores también me ayudaron mucho”, afirma Corby McCoy, un tirador zurdo espigado de mucho potencial.

“Aquí aprendí que el beisbol profesional es otra cosa, que uno puede tener un talento, pero que si no tiene agallas, no llega a ningún lado”, aseguro Ronald Medrano, capitalino, radicado en Rivas y miembro de la Academia de Denis Martínez. “Me siento un poco mal porque sé que soy mejor que lo que mostré aquí, pero voy a trabajar más duro. Me gustó la academia, hice amistades y me voy motivado”, dice Melvin Novoa, receptor de Nandaime, de la Academia Cinco Estrellas. “Yo lo que vi aquí es que la competencia es durísima, pero esto (jugar beisbol) es lo que quiero y voy a seguir trabajando fuerte para avanzar”, dijo Luis García, de Masaya, quien al igual que McCoy es representado por Hubert Silva.

Situada antes de Santo Domingo, luego en San Cristóbal y ahora en Boca Chica, por la Academia de los Yanquis han desfilado jóvenes como Robinson Cano, Melky Cabrera, Iván Nova, Alfonso Soriano, Mariano Rivera, Wilton López y muchos más.

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COMENTARIOS

  1. roger mejia blandino
    Hace 12 años

    Excelente Nota. Para que la lean jovenes aspirantes a jugar el maximo nivel del beisbol; las Ligas Mayores.
    Por suerte veo que Nicaragua esta produciendo poco a poco jugadores mas valientes, mas inteligentes, mas decididos a trabajar por conseguir su meta, mas dispuestos a hacer lo que es necesario para triunfar. Solo asi se puede.
    El ejemplo es ahora mismo Erasmo Ramirez, por ahi veo que vienen otros como el.
    Eso pondra en alto el beisbol nica.
    roger mejia blandino

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