Wilder Pérez R.
La única forma de evitar que la basura de Managua llegue al lago Xolotlán es interceptarla en el camino.
Esta es la filosofía con la que una empresa evita que 2,500 toneladas de basura caigan al espejo de agua capitalino cada año.
“No tenemos empleados en La Chureca, nosotros acopiamos desechos, tenemos programas de Eco Escuelas, para promover la conciencia ambiental, y buenas prácticas (ambientales)”, afirmó Herold Arias Henríquez, gerente de Reciclajes Industriales de Nicaragua SA (Recinsa).
Esta empresa acude a La Chureca a comprar desechos, al igual que otras 20 que operan de forma legal, según Arias.
Sin embargo, su estrategia fundamental está en colectar los desechos directamente de las compañías que los producen o valerse de intermediarios.
Esto garantiza que el proceso de reciclado cumpla con los estándares de calidad y responsabilidad social de sus clientes.
“Tenemos 50 empleados directos y más de 400 indirectos, exportamos unas 200 toneladas de materias primas plásticas valorables a Hong Kong, China, Centroamérica y Sudamérica, producimos entre nueve y 12 toneladas (de desechos) por día”, comentó el empresario.
Con maquinaria europea que no causa daños ambientales ni a la salud, Arias afirmó que los desechos pueden ser convertidos en hojuelas o solamente compactados, antes de exportarse.
“Uno puede creer que es arroz o frijoles, pero lo que llevan esos camiones es algo que antes estaba en la calle… ¿Cuántos gastos le ahorramos a la Alcaldía?”, dijo.
Probablemente eso nunca se sabrá. Pero las 2,500 toneladas equivalen a dos días de basura producida en toda Managua.
2.5 millones de kilogramos son los que Recinsa evita que vayan a parar al lago de Managua, por medio de su trabajo de acopio de desechos de plástico.
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