Por Judith Flores
Corresponsal/Miami
“Vengo a decir lo que sucedió en mi casa”. La viuda de El Carrizo, Irinea Mejía Cruz, arribó anoche al aeropuerto internacional de Miami, para dar testimonio de su tragedia al senador Marco Rubio y los congresistas Ileana Ros-Lehtinen, David Rivera y Mario Díaz-Balart, durante un encuentro que organizaciones nicaragüenses han preparado para la tarde de hoy, en la ciudad de Sweetwater.
Su esposo y dos de sus hijos perecieron, mientras otros dos resultaron heridos. Ese fue el saldo de la masacre que elementos del gobernante Frente Sandinista y la Policía Nacional perpetraron contra su familia, el 8 de noviembre del 2011, dos días después de las elecciones presidenciales en Nicaragua.
Pero la tragedia no acaba ahí. Los dos sobrevivientes heridos enfrentan secuelas físicas, el resto de la familia padece las peores heridas, las psicológicas. Las escenas de ese crimen se han quedado tatuadas en sus memorias.
“Mis hijos no quieren salir –de El Carrizo- porque dicen que es dejar a su padre, pero yo no puedo dormir en mi casa porque veo clarito todo lo que sucedió, si duermo tengo pesadillas, mi familia, mis nietecitos no están bien. Esto es una pesadilla, a veces quisiera haber muerto con mi marido, me hace falta y mis hijos también”, relata la viuda.
–¿Tiene miedo?
–No, no tengo miedo, pero la comunidad está bien dividida, solo hay un pozo de agua, ellos –los sandinistas- van en la mañana y nosotros vamos a recoger agua en la tarde.
Esta humilde mujer de aspecto frágil y mirada triste pero con facilidad de palabra no tiene discurso preparado para hablar frente a influyentes legisladores del Senado y el Congreso de Estados Unidos. Su testimonio sin duda impactará.
–¿Qué viene a decir doña Irinea?
–Vengo a decir lo que sucedió en mi casa el 8 de noviembre, y que días antes habían amenazado de muerte a mi marido que se fue con mis hijos y unos 300 jóvenes a reclamar las cédulas para poder votar. A decir que en Nicaragua no hay ley para los sandinistas pero sí para nosotros los que no estamos con ellos, es un gobierno que no responde a las necesidades del pueblo, que ha partidizado las leyes, a ver si -los legisladores- me pueden ayudar para que los que mataron a mi marido y mis hijos paguen como debe ser.
La viuda también carga con el dolor de la burla, a los culpables del crimen les fue impuesta mínima pena de cárcel. El gobierno del presidente inconstitucional Daniel Ortega tiene el control del poder judicial.
Su rol de ama de casa cambió tras la tragedia, lucha contra todo un sistema en busca de justicia. Asegura que las amenazas contra su familia continúan. “Desde la cárcel nos han mandado a amenazar, al abogado Armando Barahona también porque dicen que fue el único que me hizo caso”.
Sandra Marina Rodríguez, la portavoz del evento en homenaje a los legisladores Rubio, Lehtinen, y Rivera, dijo que en con esta actividad inicia toda una lucha contra el sistema ilegal de Daniel Ortega.