A propósito de la jornada por el derecho a la vida que se ha realizado esta semana con el auspicio de la Iglesia católica, así como del Día del Niño por Nacer que se celebró en Nicaragua el sábado 24 de marzo e internacionalmente el día 25, se me ocurre pensar que del mito de Dionisio o Baco se puede inferir que los antiguos griegos reconocían el derecho a la vida desde el momento de la concepción, desde que la criatura por nacer estaba en el vientre materno.
Lo digo por lo siguiente: Dionisio era hijo de Zeus y de una de sus amantes llamada Semele, hija de Cadmo, el legendario rey fundador de la ciudad de Tebas (la griega, no la egipcia) y de Harmonía, diosa de la concordia. O sea que Semele era mitad divina y mitad humana. Pero nadie que fuera mortal o semihumano podía relacionarse físicamente con Zeus, ni siquiera mirarlo, pues si lo hacía moría fulminado por el poderoso rayo mediante el cual se manifestaba el dios supremo del Olimpo. Por eso, para tener sus relaciones amorosas con mujeres mortales Zeus adquiría forma humana o de cualquier otra clase, y el caso de Semele no era una excepción.
Hera, la celosa esposa de Zeus, supo que su marido tenía amores con Semele y maquinó cómo deshacerse de ella. Para ello adquirió la forma de una vieja mujer que había sido nodriza de Semele, se presentó ante esta y le reveló que su amante era Zeus, quien la engañaba adoptando una forma humana. Pero Semele no podía creer lo que decía la falsa nodriza, por lo que esta le sugirió pedir a su amante que le concediera todos sus deseos y luego le demandara presentarse ante ella tal como realmente era.
Así lo hizo Semele. La siguiente vez que la visitó Zeus con forma humana, Semele hizo lo que le aconsejó su falsa nodriza. Zeus juró a Semele que haría lo que ella quisiese, y cuando ella le dijo que quería verlo como era en realidad, no tuvo más remedio que cumplir su promesa.
Semele estaba embarazada de Zeus. Sin embargo, antes de que la infortunada mujer fuera fulminada por el rayo de Zeus, Hermes, el dios que tenía alas en los pies porque era mensajero de los dioses, velozmente extrajo la criatura del vientre de Semele y la colocó dentro de una de las piernas de Zeus, para que completara allí el proceso de su gestación. Y así pudo nacer Dionisio (cuyo nombre significa dos veces nacido), o Baco, y realizó las grandes cosas en beneficio de la humanidad para lo que estaba destinado.
Después que nació de la pierna de Zeus, Dionisio fue entregado por su padre a las ninfas de Nisa (supuestamente por eso su nombre era Dio-nisio), para que lo criaran y educaran como lo merecía un hijo del dios supremo. Cuando llegó a la edad adulta Dionisio anduvo el mundo realizando sus obras, per nunca dejó de sentir nostalgia por la falta de su verdadera madre. Por eso, después que fue divinizado y tuvo el poder de los dioses, sacó el alma de Semele del Hades, con la complicidad de Perséfone, la mujer del dios del mundo de los muertos.
Dionisio hizo inmortal a su Semele y la subió a los cielos, pero dándole el nombre de Tione a fin de protegerla de la vengativa Hera. De todas maneras Zeus le dio a Tione un lugar en el Olimpo y la hizo una diosa protectora del matrimonio y, por añadidura, de los embarazos y la maternidad.