Los estudios socioeconómicos y presupuestarios del economista José Luis Medal, presentados ayer por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), demuestran entre otras cosas que los programas sociales del Gobierno no están disminuyendo la pobreza en el país. Y la verdad es que no podría ser de otro modo, porque el objetivo del populismo económico y político —y sin duda que el régimen orteguista es populista— no es reducir la pobreza y mucho menos erradicarla, sino mantenerla y aumentarla.
El populismo se sostiene y fortalece mediante una falaz retórica de defensa de los pobres y maldiciones al capitalismo y al neoliberalismo, combinada con la repartición de algunas migajas del festín gubernamental a través de los llamados programas sociales. Sin embargo, a lo que apuntan en realidad las políticas económicas y presupuestarias del gobierno populista, es precisamente a mantener y reforzar la pobreza .
Coincidiendo con los investigadores de Funides, el economista independiente Néstor Avendaño explica en su blog personal que “los recursos del presupuesto se consumen más de lo que se invierten, y así no se reduce la pobreza. El gasto público —sigue diciendo Avendaño— mantiene este problema estructural desde hace varios años, que se exacerbó en 2011 por las mayores expectativas de consumo a la población —recuerden por ejemplo el bono solidario de C$$700 mensuales a 150 mil empleados públicos con ingresos menores de C$$5,500—, para atraer más votos a la alianza política en el poder, en las elecciones. En economía eso se conoce como populismo”, señala el economista Avendaño, quien advierte que “el populismo ilusiona a la gente en el corto plazo y le incumple en el largo plazo”.
En realidad, aunque sea muy sonora la propaganda oficialista sobre los programas sociales del régimen orteguista, como los denominados Hambre Cero, Usura Cero, Casas y Calles para el Pueblo, etc., en la realidad la pobreza no disminuye sino que persiste y más bien aumenta. Es que como indican los economistas serios e independientes, la pobreza disminuiría solo si el crecimiento económico del país fuese de un 7 por ciento anual, más o menos, pero con un régimen populista es imposible lograr ese dinamismo.
La base social del populismo está constituida por la gente más pobre y necesitada de la sociedad, y por eso mismo susceptible de ser halagada con dádivas y engañada por el falaz discurso pobrecista. Entre más pobres haya en el país más fuerte es el régimen populista, y al contrario, si la pobreza se redujera también la base social del populismo disminuiría en forma ineluctable.
¿Por qué, entonces, el régimen orteguista va a querer que disminuya la pobreza? Eso solo lo puede hacer un gobierno que esté fundado en la libertad, la democracia y la justicia independiente; que sea respetuoso del Estado de Derecho, promotor de la economía libre de mercado, y por lo tanto capaz de atraer inversiones de calidad, de crear empleos productivos y promover el ascenso social de los nicaragüenses en general, no solo de los ricos y voraces gobernantes populistas y sus allegados.
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