Wilder Pérez R.
El calor por estos días es tan intenso, que incluso las noches se vuelven sofocantes.
Salvo las zonas Caribe y Sur, en el resto de Nicaragua las temperaturas no bajan de los 35 grados Celsius en horas del día, y por las noches apenas si descienden de los 30 grados Celsius.
Aunque estamos en la Semana Santa, el ambiente parece infernal. Sin embargo, el calor está más asociado a los cielos que al infierno de fuego que promueven algunas religiones.
El Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales (Ineter) ha explicado que las noches calurosas son el resultado de los días soleados.
Esto se debe a que, durante todo el día, los rayos del Sol impactan sobre la superficie de la Tierra, y en el mes de abril ese impacto se extiende por más tiempo, ya que amanece más temprano y oscurece más tarde.
Como resultado, la superficie de la Tierra queda tan caliente, que aunque pasen las horas, las noches no refrescan el ambiente, sino que, por el contrario, mantienen el vaho del día.
Es en horas de la madrugada cuando el calor empieza a ceder, pero para cuando eso ocurre, el Sol ya está saliendo nuevamente.
Los rayos del Sol penetran de forma más directa en abril, porque Nicaragua está ubicada en la panza de la Tierra, que por este mes queda de cara al astro rey.
También por eso abril es el mes más seco del año en el país.
Además, no hay vientos que refresquen el ambiente, como en otros meses, lo que aumenta la sensación de bochorno. Con todo, el Ineter nunca descarta precipitaciones en este época.
Fue precisamente lo que sucedió en Occidente y algunas partes del Norte y Managua la noche del lunes. En Chinandega la lluvia se dio por un eje de vaguada débil. De modo que no hay que afligirse, ni bajar los santos del cielo: no se perfila ningún terremoto a causa del calor. Todo lo que se necesita para estar bien es tirar la sábana, bañarse, encender un abanico y tomar muchos líquidos.
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