Por Noel Amílcar Gallegos
Al llegar a la casa de Bartolo López, en Monimbó, se escucha la sierra partiendo en dos, un trozo de madera, que es sostenido por un joven artesano. Mientras el aserrín invade el aire del entorno, López deja de lijar una pieza y nos dice que desde hace 30 años se dedica a la elaboración de muebles para el hogar y que los útiles de madera los hacen al gusto del cliente.
Una de las principales demandas de este sector es la falta de un banco, insumos y de financiamiento. “Sería bueno que hubiera un convenio o programa para que, por lo menos, nos vendieran la madera que tiene retenida la Policía. Le pedimos al Gobierno que nos apoye, no pedimos que nos la regalen, sino, que busquen cómo vendérnosla a precio justo, y así evitar que se pierda esa madera (decomisada)”, mencionó López.
MADERA MÁS CARA
Juan Carlos Rocha, miembro de la cooperativa Tonio Pflaum, dijo que aunque no dejan de vender, ellos mantienen el costo un poco más elevado por la calidad del trabajo y el tipo de madera que utilizan. Sin embargo subraya que la mejor temporada de venta es durante el fin de año.
“El costo de la madera se ha incrementado y el traslado se dificulta por lo complicado del trámite, porque nuestra madera viene desde Rosita. Y nosotros trabajamos con madera certificada. Si nosotros pudiéramos obtener un buen financiamiento, pues creo que saldríamos adelante”, subrayó Rocha.
Los artesanos de muebles de Masaya abogaron ante el Gobierno para que incentive la inversión extranjera y el turismo, porque consideran que con estos tipos de proyectos la situación mejoraría. Mencionaron que lo que realmente necesitan es madera, insumos y nuevos mercados.