Buenos Aires/EFE
Por su parte, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, que consideró un “error” la expropiación, criticó que los países “respondan con populismo y proteccionismo” a presiones económicas.
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Al Gobierno argentino “no le preocupa ningún tipo de represalias”, informó ayer el ministro del Interior, Florencio Randazzo, en respuesta al aluvión de críticas que ha suscitado la decisión del Ejecutivo de Cristina Fernández de expropiar el 51 por ciento de YPF al grupo español Repsol.
El Gobierno insistió “tomar sus decisiones pensando en los argentinos y no en lo que piensa Estados Unidos o España”. “Sería lamentable que cualquiera de estos países actúe de esta forma (con represalias)” porque Argentina tomó una decisión “de acuerdo a la Ley y a las pautas que establece la Constitución Nacional”, agregó.
Randazzo respondía así al respaldo de Washington a España por la expropiación del 51 por ciento de las acciones de Repsol en YPF e YPF Gas y a la decisión del Gobierno español de adoptar medidas contra lo que consideran una operación ilegítima.
La secretaria de Estado de EE. UU., Hillary Clinton, manifestó su apoyo al ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, durante un encuentro que mantuvieron en Bruselas.
El Gobierno argentino, que sostiene que con la expropiación de YPF, persigue reivindicar la soberanía “hidrocarburífera” del país, afronta el reto de mejorar la producción de gas y petróleo para reducir la abultada factura energética, que este año rondará los 14,000 millones de dólares.
Los interventores de YPF, entre ellos el viceministro de Economía, Axel Kicillof, a quien medios empresariales apuntan como el cerebro de la expropiación, informaron que iniciaron negociaciones con Total para aumentar la producción de gas en áreas en las que el grupo francés está asociado con YPF.
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